Elizabeth y su jardín alemán

Nos encontramos ante una obra de no ficción donde la autora, a modo de diario, escribe sus reflexiones del día a día contándonos su amor por el jardín que tiene su casa y lo que disfruta planificando que plantará y como diseñarlo. A su vez critica los estándares de la sociedad de su época y el papel que tiene la mujer en esta sociedad.

Es un libro breve cuyo inicio me pareció bastante lento ya que se trata más de una sucesión de descripciones de plantas, flores y árboles y como va organizando su jardín. Sin embargo, una vez superadas estas páginas el relato se vuelve más interesante.

Elizabeth no escribe todos los días, lo hace de forma esporádica. Algo que me ha llamado la atención es que a su familia no la nombre por sus nombres reales. Cuando aparece su marido es el Hombre Airado y a sus hijas las nombre según el mes de su nacimiento.

Ella misma se cataloga como excéntrica ya que no hace lo que se supone que tiene que hacer una mujer de su posición en su época. Ella solo quiere estar en su jardín con sus flores y sus plantas mientras lee un libro o escribe en su diario. No quiere ocuparse de las tareas que tendría que hacer.

Además, en varios ocasiones critica precisamente como trata la sociedad a la mujer y hace mención de algunas normas y leyes de lo más absurdas pero que eran reales en el momento, como por ejemplo: que las mujeres no podían subir a la planta de arriba de los omnibuses y tranvías porque al usar las escaleras los que están debajo podrían echar un vistazo a las medias que cubrían sus tobillos. Un sin sentido.

Elizabeth vive en la región alemana de Pomerania, está casada con el Hombre Airado y tiene tres hijas, la niña de abril, la niña de mayo y la niña de junio. La casa le da igual, ella es feliz con su jardín y sus libros. Su jardín es su santuario, allí es libre. Porque para ella "un jardín enseña lo que es la belleza y la felicidad".

Qué bien gusto tiene von Arnim para escribir, que elegancia al narrar.

Qué feliz me he sentido leyendo este diario tan sencillo, tan breve, tan disfrutable en el que nos cuenta cómo disfruta planificando el diseño de su jardín describiendo con detalle las plantas y las flores.

Qué sentido del humor para criticar la sociedad de la época y sobre todo el papel de la mujer.
Ella no quiere ser como las demás, no quiere ocuparse de las tareas domésticas, ella quiere estar en su jardín leyendo uno de los libros de su maravillosa biblioteca blanca y amarilla o escribiendo en su diario sin que nadie la moleste, ni los reveses de sus criados (excéntricos, enloquecidos o que se despiden) a los que tiene que dirigir, ni la gestion de la casa("el perfeccionismo a la hora de preparar la cena y quitar el polvo roba un a cantidad enorme de tiempo precioso), ni las visitas que parece que nunca se van ("hay dos visitas acompañándome, aunque no me parece haber hecho nada para provocar tal castigo") , ni los vecinos ("Si no hay más remedio que tener vecinos al menos resulta una bendición tener solo uno; porque si la gente se dedica a dejarse caer por tu casa a todas horas y a tratar de hablar contigo, me preguntó cómo va uno a poder organizar su vida, y a leer los libros que quiere leer y a soñar tranquilamente") .

Me ha encantado, una lectura sosegada, elegante y delicada en la que no pasa nada, solo cuenta partes de su día y sus reflexiones sobre la sociedad de la época con mucho sentido del humor. Perfecta para una tarde de verano.
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