Vacaciones en Praga

Leer 'Vacaciones en Praga' es montar sobre un caballo desbocado. Desde la primera letra hasta la última, el autor pisa el acelerador y no nos deja frenar: el ritmo narrativo es rápido, intenso y fulgurante, y el viaje, aunque es como ir de copiloto con un conductor borracho, se hace muy ameno por el humor a veces castizo, a veces inteligente, del narrador-protagonista.
Es un libro en que estilo, trama y lenguaje conforman una esfera perfectamente acabada: la historia se quedaría coja sin las apostillas y "reflexiones" del protagonista y, a la vez, la trama enriquece y desarrolla lo que de otra forma no sería sino una mera sucesión de "gags". Hay un especial genio y recreación del autor en los insultos, improperios, groserías y demás asperezas que el protagonista ventila en casi cada línea, así como finísimos juegos de palabras que traban con acierto la estructura de las escenas. Todos estos recursos arrojan, en fin, una interesante perspectiva caricaturesca, a veces esperpéntica, de los vicios y males más "tópicos" de nuestro país.
Un detalle que me ha agradado mucho es el tributo a Kafka en la misma capital checa, en una escena un tanto asfixiante en la que jueces, policías y acusados van y vienen, son interrogados y puestos en espera, durante un juicio en el mismo hotel sin más razón que «porque el juez quiere hacerlo así».
A continuación señalaré dos, a mi juicio, limitaciones de la obra. En primer lugar, la novela parte, ya desde la primera página, de una ruptura de pared en la que el protagonista/narrador y el autor pugnan por ver «quién cuenta mejor la historia». No obstante, y aunque el protagonista dice «sentir las garras del autor» en varios pasajes de la novela, la "pelea interna" entre voz narrativa y voz protagonista no tiene más trascendencia que cinco o seis comentarios de este tipo. Acaso el autor podría haber amplificado este recurso (como parecía que iba a suceder, dado el inicio de la obra) que, de otra manera, se queda como un intento que no cuaja del todo.
En segundo lugar, por el tono narrativo que se mantiene durante todo el libro puede parecer que 'Vacaciones en Praga' es poco más que un chiste largo, de casi doscientas páginas; y esto puede saturar si no se remansa con otras escenas más emocionales, o incluso anodinas, que, por contraste, realcen el corazón humorístico de la novela, que quizá por excesiva profusión puede diluirse tras varias páginas de tono estándar.
No quiero dejar de darle mi enhorabuena al autor y a su capacidad para hacernos reír. Hacer que el lector suelte varias carcajadas no es fácil; y, en este caso, lo ha conseguido.
Solo los más inteligentes saben escribir sobre la estupidez y provocar que nos riamos de ella.

Manolo vive a lo grande. No trabaja, vive a costa de su mujer y además tiene una amante. Es feliz así y no trata de ocultarlo. Todo el lío comienza cuando su mujer decide ir a Praga de vacaciones. Ella es asesinada y él, lucha por descubrir qué ha pasado y, ante todo, por su herencia.
En general, ha sido un buen libro. Me ha gustado que el autor no se vaya por las ramas y desarrolle la trama de una manera tan sencilla. El libro es cortito (180 páginas) y se lee en un asalto.
Aunque la trama no es muy compleja, el misterio te atrapa desde el minuto uno. La muerte de Marián sucede casi al principio, por lo que le seguiremos la pista al asesino muy pronto. Este libro es una comedia negra, por lo que las risas están aseguradas aún habiendo una muerte de por medio. El narrador será el propio Manolo, por lo que podremos deleitarnos con sus comentarios ocurrentes y salidos de tono.
Lo que más me ha fallado, ha sido que esperaba que la historia estuviera ambientada durante más tiempo en Praga, ya que se desarrolla casi en su totalidad en Sevilla.
Personalmente a mi me ha sorprendido el final, y sobre todo la personalidad del protagonista: cara dura, vago, sin escrúpulos y sobre todo, lleno de humor.
Un libro que recomiendo para leer en una tarde y echarse unas risas.

No esperaba nada concreto de esta novela y, de hecho, no entraba en mi planes leerla pero se me ha cruzado y tenía tiempo para dedicarle a una novela corta y que (en esto no me equivocaba) tenía pinta de ser diferente a otras lecturas.

Para resumir, ha sido un poco decepcionante porque, aunque iba sin expectativas, al menos sí que esperaba algo parecido a un thriller road trip en Praga, pero aquí no hay ni vacaciones ni Praga prácticamente más que en los primeros capítulos y solo como premisa para una novela negra muy inusual.

Mi mayor problema ha sido con el protagonista/narrador, que diría que cumple con todos los criterios del DSM para calificarlo de sociópata. Es insoportable, machista, inútil, parásito... En fin, una joya como las que ambiciona, aunque se guarda bien las espaldas justificando su personalidad como la mera creación de un autor que maneja los hilos de su narración. Un recurso llamativo pero que me ha sonado a excusa y no ha logrado salvarlo.

Soy consciente de que la novela está pensada para resultar cómica y a ratos lo es, pero como su narrador me hacía sentir tan incómoda con sus comentarios, al final sus bromas no me hacían gracia: descripciones de las mujeres como objeto, descripciones despectivas del resto de hombres, ni un pensamiento positivo... Total, que no he disfrutado de la parte narrativa porque, por otro lado, creo que el estilo del autor no es para mí, con frases tan cortas que apenas me transmiten, unos personajes que no han dado para más que para cumplir sus papeles en esta tragicomedia negra y, además, un final insatisfactorio.

Sin embargo, tiene a su favor que se lee muy rápido y que engancha, por el mero hecho de querer saber quién es el asesino aunque no puedo hablar más allá, puesto que los escenarios no son los de Praga ni bonitos exteriores y los diálogos quedan reducidos a veces al mero absurdo, incluidos los interrogatorios policiales.

Definitivamente es una novelita corta para pasar el rato y dejar en manos del lector que ese rato sea bueno o malo.
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Me ha sorprendido, en especial los giros que tiene al final para ser una novela corta.

La historia está narrada desde el punto de vista del protagonista y como si se la contara de forma directa al lector, haciendo referencia al autor, quién le cohíbe a la hora de hacerlo en algunas ocasiones. Me ha resultado curiosa la relación autor-personaje, ya que no se llevan demasiado bien.

La trama consiste en descubrir quién mató a Marián y no se conformó sólo con ello, sino que también la robó en esas vacaciones en Praga.

El principal interesado en descubrirlo es su marido, ahora viudo, Manolo, ya que con tanto esmero tenía organizada su vida sin trabajar, acabar estudios... a costa del dinero de Marián.

Eso sí, sin esforzarse demasiado ya que no está acostumbrado a ser constante en sus objetivos y con toda la familia de Marián en su contra ya que le odian con todo su ser, algo que es recíproco por el protagonista que no duda en ponerle apodos a todos ellos para que los veas igual que él.

Llama la atención que los personajes o caen rendidos a los pies de Manolo o le odian profundamente. No hay término medio. Además, en los diálogos los diferencias rápido, como si los conocieras desde siempre.

También me ha resultado curioso lo que tarda en empezar a buscar sospechosos Manolo y el cómo su investigación se centra más en el robo que en la razón de la muerte.

En cuanto al final, me ha sorprendido porque no me lo esperaba, era algo que tenía totalmente descartado con las pistas que había en el libro y que hace que todo cuadre, cobrando sentido algunas preguntas que me surgían sobre la marcha.
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