Lo que no pude contarte

Me daba miedo empezar este libro, por si me podía llegar a defraudar, pero para nada.

Carla acaba la carrera de Derecho pero no quiere trabajar en el bufete de la familia, eso a su familia no le gustará. Lo que más le gusta es la música y es a lo que quiere dedicarse. Así que ella, empezará a tocar la guitarra en el metro y poco a poco irá conociendo a la gente que cada día pasa por ahí, incluso involucrarse en sus vidas.

Carla es un personaje con el que logras empatizar fácilmente y te enamora al momento.

La música y las preciosas frases que tiene el libro son las protagonistas del libro. Te marcará.

Remedios es una mujer que me ha encantado y me ha parecido de lo más humana y dulce. Es la abuela de Carla. También he amado el personaje de Víctor, es muy especial, igual que Mati, el mejor amigo de Carla. También hay personajes que no he aguantado, como siempre.

Solo decir que, como Adriana es cantante, no podía faltar que el libro tuviera su propia banda sonora, y eso ya me ha enamorado por completo.

En Lo que no pude contarte, Carla, la protagonista, nos narra en primera persona cómo ha ido su vida desde que tomó la decisión difícil, la de arriesgarse de verdad. Se acaba de licenciar en Derecho y justo cuando obtiene el diploma, se da cuenta de que no le apasiona ser abogado. Será difícil que su madre entienda que no quiere ejercer la abogacía, ya que tienen un bufete familiar del que todo el mundo espera que forme parte, pero conseguirá un piso en el centro de Madrid gracias a su amiga Julia y vivirá grandes experiencias cantando en la línea 3 de metro como encontrarse con viejos amigos e incluso enamorarse.

En cuanto a los personajes, la autora nos acerca muchísimo a la protagonista, Carla, una joven extrovertida, apasionada de la música, inquieta y que toma las decisiones desde el corazón. Los demás personajes son un poco secundarios y no se profundiza tanto en ellos. Está claro que el protagonista es uno y es a quien hay que conocer. En ocasiones recurre un poco al monólogo interior para mostrarnos cuan complicado es el pensamiento de la protagonista, cosa que me gusta mucho, me ha hecho acercarme muchísimo a ella, tengo tantas cosas en común con ella, que me parecía que la conocía.

Me ha sorprendido muchísimo saber que ésta es la primera novela de Adriana, porque en su modo de escribir, para nada se nota que es una escritora novel. Su pluma cercana, ligera y sensible te hace sentir muy conectada con la historia.

Esta obra no solo habla de un corto período en la vida de Carla, nos enseña que hay que tomar decisiones y que hay que equivocarse, que hay que abrir el corazón aun a riesgo de que pueda ser machacado y que siempre, siempre hay que mirar hacia delante.

No le he dado máxima puntuación porque ha habido algunos momentos que se me han hecho un poquitín pesados con tanto monólogo interior.

Quiero agradecer a Adriana que haya escrito semejante obra, porque hacía mucho tiempo que un libro no me emocionaba y hacía palpitar mi corazón como lo ha hecho este y se lo recomiendo a todo aquel que disfrute de novelas que hablan de superación, de no mirar hacia atrás y a seguir siempre adelante.
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Este libro nos cuenta la vida de Carla, una muchacha que acaba de licenciarse en derecho y que el día en que le pusieron la toga se dio cuenta de que aquello no era lo suyo, no sentía que quisiera ser igual que los miembros de su familia en la que ejercen de abogados. Su madre, su hermana…
Se dio cuenta de que ella a lo que realmente se quería dedicar era a la música y animada por su amiga Julia, se atrevió a cantar en la Línea 3 del Metro de Madrid.
Allí, cuando estaba recogiendo sus cosas se reencontró con un viejo amigo de la infancia, Matías, con el que tenía una buenísima relación y deciden quedar y ponerse al día sobre sus vidas, lo que les había ocurrido, etc. Hasta que Matías le da una noticia que la deja helada. Tiene leucemia. Carla va a hacer todo lo posible para que Mati viva todos aquellos momentos, acompañado.
Me confesó que su mayor temor no era morir, sino perder la vida.
Mati (como ella le llama cariñosamente) le insiste mucho en que si ha conocido a alguien en el metro, que tiene que vivir la vida, disfrutar…Un buen día Carla conoce en el metro a un joven llamado Víctor y este le propone ir a tomar un café a modo de disculpa por haberla molestado con el teléfono mientras estaba cantando.
Aquí comienza una relación que no dejará indiferente a nadie y sucederán unos hechos que harán que Carla se replantee todo aquello que estaba haciendo.
Durante toda la lectura te das cuenta de que es muy difícil no empatizar con Carla y que en este libro nos podemos encontrar en situaciones reales que nos ha podido ocurrir a cualquiera de nosotros.
Una lectura muy amena y rápida en la que el libro va de más a mucho más.
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