Ana la de Tejas Verdes es considerado un clásico juvenil. Si te gustó Mujercitas, creo que este puede encajarte a la perfección. Y es que, aunque Ana es una niña que ve el mundo como un lugar lleno de cosas fantásticas e imaginarias, y no puedes sino encariñarte con ella y seguir sus pasos hacia el futuro. Ana es una niña que usa su imaginación para olvidarse por un rato de su triste situación: es una huérfana que ha vivido de casa en casa cuidando los bebés de los demás desde bien pequeña, y no ha tenido nada propio más que la ropa que viste. No obstante, gracias a esa magnífica imaginación que posee es capaz de salir adelante siempre con una sonrisa, aunque esto le haga a veces despistarse y meterse en más de un lío. Por eso, cuando conoce a Matthew, comienza a ilusionarse con una vida que siempre había imaginado pero que nunca había tenido la oportunidad de vivir. Una vida en una casa, con una familia y amigas. La vida de una niña normal y corriente. Este libro te hace pensar en que realmente lo que necesita cualquier niño es más simple de lo que a veces podamos pensar. En numerosas ocasiones madres o padres buscan y rebuscan para poder cubrir las necesidades que creen que tienen sus hijos, pero resulta que todo es más fácil a veces de lo que parece: el amor hacia un hijo es lo más importante por encima de otras muchas cosas, el pasar tiempo con él es fundamental. Por eso, cuando Ana comienza a vivir en Tejas Verdes, comienza a cambiar. Ella siempre ha sido una niña positiva, pero con el amor que le dan Matthew y Marilla, cada uno de manera diferente, Ana crece y comienza a tener ambiciones en su vida que hasta entonces no había tenido la oportunidad ni de pensar. Me parece una obra digna de lectura para cualquiera, no solo para niños y jóvenes. Es cierto que algunas de sus ideas son hoy en día algo anticuadas, pero queda un poso de amor y cariño que lo cubre todo. Me ha parecido un libro precioso que recomendaré siempre. |