Mujeres que compran flores

Marina está de luto desde que su marido Óscar falleció poco tiempo atrás. Se ha mudado al Barrio de las Letras de Madrid y no tiene ganas ni de abrir las cajas para adecentar su nuevo pisito de alquiler. Cuando pasa por El Jardín del Ángel no espera que su dueña, Olivia, la contrate y allí, es donde la vida de Marina y la de las cuatro mujeres que compran flores dará un cambio radical con el tiempo.

La misteriosa Olivia, de la que Marina piensa que está loca, hará de guía no sólo a su ayudante sino a esas otras mujeres de nombre Victoria, Aurora Casandra y Gala, que son diferentes pero que quieren lo mismo: la felicidad. La primera vive en un matrimonio infeliz, la segunda encuentra un novio parásito y no se valora, la tercera se envía flores a sí misma para aparentar en el trabajo y la cuarta tiene muchas relaciones pero ha decidido no querer enamorarse de nuevo.

¿Y Marina? Marina hizo una promesa a su marido de salir a navegar con su barco, el Peter Pan, y tirar sus cenizas en Tánger. No quiere cumplirla aunque le pese como una losa porque no se ve capaz de ello, pero embarcará en esa aventura por Olivia, que le acabará diciendo verdades a la cara aunque no las quiera escuchar, y por sus nuevas amigas, esas que también quieren embarcarse en nuevas aventuras pero que se frenan por motivos varios.

Aunque tal vez tenga más páginas de las necesarias, "Mujeres que compran flores" es una muy buena novela en la que su autora, Vanessa Monfort, presenta una serie de muy buenos personajes femeninos en una novela coral aunque Marina tome las riendas de la historia como narradora y con Olivia estando prácticamente omnipresente a lo largo de las páginas aunque no salga en partes del libro.

Los hombres no son secundarios, están muy presentes en el mundo de estas mujeres que quieren encontrarse a sí mismas y que necesitan un empujón para ello, para lo que su sororidad es muy importante.

El viaje en barco de Marina, distribuido a lo largo de algunos capítulos entremezclados, se hace algo pesado pero acaba entendiéndose su porqué, ya que lo que ella siente y padece en esa travesía es realmente importante para lo que logra.

Y qué decir de Madrid y ese genial Barrio de las Letras que tan bien describe la autora y al que nos transporta, al igual que a la bella rareza de El jardín del ángel que, precisamente, descubrí en mi última visita a la capital el año pasado. El barrio es un personaje más y muy importante.

Me ha gustado mucho la novela, es muy emotiva y los personajes son geniales.