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En este pequeño pero gran libro cargado de sentimientos hechos metáforas, la autora nos abre su corazón de par en par, con osadía pero también con delicadeza y sensibilidad. Con una prosa poética sencilla de entender y símbolos que nos llevan a la naturaleza, al firmamento y a ese hilo invisible que nos conecta a los humanos con las estrellas, no me ha sido nada difícil conectar con las emociones de estas prosas, divididas en tres partes: prosas de tristeza, prosas de esperanza y prosas de amor. En la primera parte el alma se me ha hecho añicos porque me ha recordado a una etapa de mi vida en la que la pérdida embargaba mi corazón. No es necesario haber sufrido traumáticas rupturas amorosas para que estas primeras prosas te lleguen dentro, solo haber perdido a alguien y que esa pérdida te haya hecho perderte sobre tus propios pasos. En la segunda parte también me he sentido reflejada, ya que la autora transmite ese sentimiento tan poderoso como es la esperanza que nos va empujando hacia adelante y nos transporta siempre hacia un nuevo amanecer si perseveramos. Finalmente, las prosas de amor son tiernas e intensas, te hacen recordar que el verdadero amor construye y no destruye, que llena y no vacía, que la vida siempre trae con ella nuevas oportunidades de ser feliz. Este libro me ha encantado y lo recomiendo incluso a aquellos que no se aventuran en el género de la prosa poética por miedo a perderse en intrincados recursos literarios, ya que la sencillez, la sensibilidad y la pureza de estas letras alcanzan cualquier corazón capaz de sentir. Gracias Alba por tu paciencia y por abrirnos tu corazón en este "Libro Viajero" en el que me ha encantado participar. |
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