El medallón de fuego

Conocí la prosa de Carla Montero tras leer "El invierno en tu rostro", una novela de ficción histórica que disfruté mucho. Hoy o traigo mis impresiones sobre "El Medallón de Fuego", una historia difícil de catalogar en un solo género porque bebe del suspense, la ficción histórica, el romance y las aventuras. Esta nueva publicación de la autora guarda relación con "La tabla esmeralda", otro de sus libros, pero no es la continuación, de ahí que podamos leerla independientemente y sin tener la impresión de habernos perdido nada fundamental de la historia, porque nos dará las pinceladas suficientes necesarias para que esto no ocurra.
El Medallón de Fuego es una poderosa reliquia que durante mas de cinco siglos ha permanecido oculta porque contiene un misterioso secreto cuya revelación podría tener consecuencias nefastas para la humanidad. Desde los tiempos de la construcción del Templo de Salomón, pasando por Lorenzo de Médici o los Románov, el medallón ha pasado de mano en mano, apareciendo y desapareciendo intermitentemente a lo largo del tiempo, siempre protegido por logias masónicas. En la actualidad, Ana García-Brest, conservadora del Museo del Prado en excedencia voluntaria desde hace un tiempo, será la encargada de liderar la búsqueda de la reliquia, poniendo en serio peligro su vida…
Comencé la lectura de este libro con muchas expectativas porque su premisa se presentaba muy prometedora. Debo reconocer que las diferentes subtramas que componen el hilo argumental ambientado en el pasado me tenían más desconcertada que un pingüino en el desierto ya que desconocía cuál era la conexión existente entre ellas. Pero conforme fui adentrándome en la trama y los distintos hilos comenzaron a entrelazarse, pude verlo todo más claro y esto me permitió sumergirme de lleno en ella y disfrutarla plenamente.
La novela articula su argumento en dos líneas temporales con desigual relevancia, que se van a desarrollar a buen ritmo y serán abordadas desde una perspectiva diferente: en la actualidad es Ana, con una voz intimista en primera persona, quien involucra al lector en una peligrosa búsqueda que la llevará a viajar por distintos países de Europa; por el contrario, las subtramas del pasado, que son varias y están narradas en tercera persona, nos sitúan en Berlín, más exactamente en mayo de 1945, en el mismo momento en que las tropas soviéticas acceden a una ciudad arrasada, lo que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial. Este hilo argumental es el que más peso tiene en la historia y ha sido para mí el más interesante porque, sin abusar de profusas descripciones y gracias a una exhaustiva labor de documentación, la autora ha logrado cartografiar con precisión el contexto social del momento, la situación de una población hambrienta y diezmada compuesta mayoritariamente por mujeres, niños y ancianos, poniendo también de relieve el abuso que sufrieron con la llegada de las tropas rusas. Era tan vívido que me he sentido perdida entre los escombros de una Berlín arrasada tras la guerra, ayudando a empezar desde cero en la reconstrucción del país. Esta parte de la trama da pie a Carla Montero para situar el foco sobre temas tan interesantes como el expolio de obras de arte llevado a cabo por los nazis, el drama de los miles de niños españoles que fueron enviados a la Unión Soviética a consecuencia de la guerra civil, el papel de las mujeres alemanas o la visión del conflicto desde la perspectiva de mujeres valientes que lucharon en primera línea del ejército rojo.
Entre un vasto y variado friso de personajes secundarios, algunos mejor perfilados que otros, destacan para mí dos en concreto: Ana y Katya. Sobre todo he empatizado con esta última y me ha parecido un magnífico personaje que daría mucho juego en una novela dedicada solamente a su periplo vital.
Sintetizando: "El medallón de fuego" es una novela de entretenida lectura e inicio pausado que os recomiendo. En ella se aúnan géneros tan dispares como el histórico, el romántico y el del suspense, todo ello aderezado con pinceladas de aventuras, por lo que puede ser del agrado de un amplio abanico de lectores. Una historia que, aunque guarda relación con "La tabla esmeralda", puede leerse independientemente.

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