El medallón de fuego

En la actualidad la madrileña Ana García-Brest, especialista en arte, se reencuentra con Martín, el buscador de tesoros a quien conoció buscando El astrólogo en La tabla esmeralda. Martín le cuenta que han asesinado a un magnate italiano y que cree que ladrones de tesoros van detrás del Medallón de Hiram, una valiosísima reliquia de los tiempos de la construcción del templo de Salomón. Ambos jóvenes buscarán la pista del medallón a través de la historia para tratar de averiguar dónde se encuentra en la actualidad. No obstante, no son los únicos en buscar la reliquia y los demás buscadores es posible que no tengan tan buenas intenciones como Ana y Martín...

Por otro lado, una segunda trama se sitúa en al Berlín de la Segunda Guerra Mundial. El destino cruza allí la vida de varias personas de muy diversas procedencia: una soldado del ejército rojo, un científico alemán, un español estudiante de arquitectura, una joven judía y un nazi que busca desesperadamente el medallón.

Como he dicho al principio, “El medallón de fuego” es continuación de “La tabla esmeralda” pero, ¿es necesario leer las novelas en orden? Pues depende de lo puristas que seáis. Yo no lo soy, no he leído la primera novela y no he tenido ningún problema en leer directamente la segunda. No me he perdido en ningún momento ni he echado en falta nada, información ni ninguna otra cosa. Supongo que si hubiese leído antes La tabla esmeralda me habría hecho ilusión reencontrarme con los personajes y, quizás, hubiese sido un plus. No lo sé. Si sé que en algunas series sí que he echado de menos empezar por la segunda o posteriores entregas pero en esta no. La he entendido perfectamente gracias a que la autora nos pone en situación mediante apuntes aquí y allá. Además, aún siendo los mismos personajes, las aventuras que viven son completamente distintas.

Como suele ser habitual en este tipo de novelas, la historia se estructura en dos tramas. Una situada en Madrid y en el presente y otra en Berlín en el año 1945. En algunas ocasiones una trama tiene más peso o interés que la otra pero en esta ocasión, en mi opinión, no es así: ambas son absolutamente absorbentes y fascinantes. Me han encantado tanto las historias como los personajes de ambas tramas. Además, algunos personajes de las tramas del pasado dan lugar a subtramas interesantes. Por ejemplo, la de la soldado rusa que nos sirve no sólo para saber que en el ejército rojo admitieron mujeres sino también para conocer el hecho de que algunos niños españoles hijos de republicanos fueron trasladados a Rusia durante la guerra civil (Katya es una de esas niñas).

La autora mezcla perfectamente los hechos históricos con los personajes de ficción. La ambientación temporal y espacial es fantástica y me han resultado sumamente interesantes los datos que da la autora al principio de algunos capítulos. Datos reales, estadísticos muchas veces, que nos informan sobre lo ocurrido en aquellos años de la segunda gran guerra.

Ambas tramas van avanzando a buen ritmo. al principio no sabes bien qué puede unirlas; te imaginas que las une el medallón, obviamente, pero no sabes cómo. Pero, según vas llegando al final, las piezas empiezan a encajar y tú mismo puedes ir sacando conclusiones. Eso me ha encantado.

La parte del presente está narrada en primera persona por la propia Ana mientras que en la del pasado es un narrador omnisciente quien toma la palabra. Me parece un acierto pues de la mano de Ana vamos investigando mientras que el tercero narrador nos permite situarnos en los diversos escenarios y con los diferentes personajes. Con un lenguaje cuidado y correcto y una narración y un diálogo combinado, la novela avanza a buen ritmo, acelerándose hacia el final. A mí me ha mantenido absorta en todo momento y me ha dejado muy buen sabor de boca.

Conclusión final

Si os gustan las novelas en las que hay un poco de todo: ficción histórica, intriga, romance, drama, aventuras…, dadle una oportunidad a esta entretenídisima novela
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