El medallón de fuego

La vida es como el agua, no se puede retener siempre en las manos.

Tú eres la única estrella que quiero contemplar.

Quizás ese miedo a mirar hacia adelante era lo que los últimos días la llevaba a volver la vista atrás.

La vida es como el agua, no se puede retener siempre en las manos. (...) No importa cuán rápido o despacio fluya el agua entre los dedos. Lo que importa es que cuando se escape la última gota uno haya amado, sin prejuicios, sin miedo

Ya nunca seremos mujeres, Katya. ¿ Quién va a querernos cuando volvamos a casa? La guerra hace de los hombres héroes y de las mujeres, putas. Ellos ya no querrán mujeres manchadas por la guerra.

El arte y la historia, nos gusten o no, son la expresión de un tiempo, nuestro legado más preciado, lo que nos ha traído hasta donde estamos; son patrimonio de la humanidad y nadie tiene derecho a moldearlos a su antojo.

Jugarse el cuello por frotarse los sobacos era una estupidez. Acabaría convirtiéndose en el cadáver más limpio de la manzana.

En la guerra también hay amor, pero hasta las heridas más profundas cicatrizan.

Lo importante es quién eres y quién deseas ser, no quién esperan los demás que seas.