La naturaleza humana no cambiará nunca. Las costumbres y las modas vienen y van, pero la naturaleza humana permanece idéntica. Bajo los atavíos de la civilización, seguimos estando más cerca del reino animal de lo que creemos.
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La naturaleza humana no cambiará nunca. Las costumbres y las modas vienen y van, pero la naturaleza humana permanece idéntica. Bajo los atavíos de la civilización, seguimos estando más cerca del reino animal de lo que creemos.
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-La naturaleza humana no cambiará nunca -dijo Adeline sabiamente-. Las costumbres y las modas vienen y van, pero la naturaleza humana permanece idéntica. Bajo los atavíos de la civilización, seguimos estando más cerca del reino animal de lo que creemos.
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Según la leyenda familiar, Maggie O'Leary, la dueña de las tierras sobre las que se había edificado el castillo en el siglo XVII, habia lanzado una maldición contra lord Deverill de Ballinakelly, condenándolo a él y a todos sus herederos varones a permanecer en el limbo tras su muerte, confinados en el castillo, hasta el día en que aquellas tierras volvieran a manos de un O'Leary. *** Su hogar siempre había sido el punto en el horizonte hacia el que soñaba con navegar algn día, una vez acabara aquella maldita guerra. Ahora que había acabado, se permitió al fin llorar por los amigos que había perdido en brazos de la mujer que lo había criado. *** - Las tres herramientas más poderosas para tener una vida feliz son la gratitud, el perdón y el amor. Si puedes valorar las cosas pequeñas, perdonar a quienes te hacen daño y llenar tu corazón de amor, siempre estarás satisfecha. |
Cariño mío, en la vida ocurren muchas cosas que escapan a nuestro control, pero siempre podemos elegir cómo reaccionamos ante esas cosas. Podemos decidir ser infelices o podemos intentar desprendernos de la desdicha y pasar página. No hay por qué dejar que las circunstancias controlen lo que sentimos. A menudo hace falta una gran fuerza de voluntad, pero casi siempre puede hacerse.
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Toma mi arrepentimiento y mi pena y mi dolor. Tómalo todo y haz con ello lo que quieras, pero nunca, nunca dejaré de quererte. Porque no puedo.
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-Cuanto más te preocupas, más te paralizas.
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Estamos malditos. Los Deverill están malditos.
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Gregorio Samsa es un ...