El desván de los sueños

Desde que leí la trilogía de los patitos (Trazos de placer), he seguido la trayectoria de esta autora con interés. Aparte de ser una muchacha majísima, tiene un don para escribir con sensibilidad y belleza.

He tenido la oportunidad de leer su última obra y he experimentado un variado abanico de reacciones. Ante todo, es una obra honesta sobre el maltrato psicológico, la riqueza no siempre de color de rosa de las relaciones en pareja y las segundas oportunidades que debemos darnos a nosotros mismos para perdonarnos y avanzar con valentía hacia la felicidad que, aunque imperfecta, es felicidad.

El desván de los sueños es una historia de actualidad, del día a día y las decisiones pequeñas que se convierten en los pilares de la vida. Trata de la superación de los retos que cambian el rumbo de las personas drásticamente y que, para bien o para mal, pueden ser la clave de quiénes somos.

Los protagonistas son como cualquier vecino de cualquier ciudad. Tina es una antigua maestra que busca recuperar la independencia perdida con pasitos inseguros pero valientes. Diego es un antiguo ejecutivo de éxito que asume una responsabilidad indeseada que ha descarrilado todo su plan. Primero a ella y luego a él, conocemos bien a estas personas de carne y hueso, desbordadas a veces, ilusionadas otras, cuando cruzan sus caminos casi de forma predestinada.

Aunque la conexión es intensa, la realidad no es un cuento de hadas. Su relación está sembrada de vacilaciones, tropiezos, insatisfacción y falta de comunicación, aunque también de momentos entrañables, sinceros y pasionales. La autora describe los sentimientos y las sensaciones carnales de una forma poética que eleva cualquier escena.

Si bien el desarrollo del argumento es lineal y la narración puede, sobre todo al principio, causar un efecto rutinario y reiterativo, se rompe con los capítulos dedicados al pasado de los protagonistas. de ella muestra los abusos sufridos con un hombre dominante que explica su via crucis hasta hoy. En cambio, en el caso de él, se explaya en su ambición laboral y sus conquistas sexuales, de las que a título personal me habría bastado con una escena y punto.

Me ha encantado el trabajo de Tina en una librería, la cual da título al libro, en la que se vive la emocionante dinámica literaria que la chica imprime con sus ideas y entusiasmo. Me apetecía compartir ese rincón con ella. Madrid brilla con todo tipo de restaurantes y lugares emblemáticos que Tina disfruta en su nueva vida. Resulta tierno el vínculo que establece con un niño en una situación muy especial y su relación con personajes de generaciones más sabias. Es cierto que el arranque se nota ralentizado y quizá se alarga demasiado con sus casi 500 páginas, pero la historia coge alas cuando se conoce bien a la pareja y vuela con suma ternura, delicadeza y anhelo, sin olvidar un derroche de pasión deliciosa.

Tina y Diego son reales y cometen muchos errores, nunca están del todo seguros de lo correcto y avanzan a trompicones por sus emociones traicionadas. Desde el primer encuentro fortuito en el edificio donde viven hasta su gran epifanía final, se van abriendo como una flor a través de las espinas a la amistad, a la confianza, al perdón, a la lección de los errores y al amor tan complicado de reconocer.

Con un estilo agridulce, pone el foco en el despertar de los sentidos y la esperanza, el redescubrimiento de lo que es importante en una vida a veces sofocada por los fracasos, las prisas y las presiones. Sin limar las asperezas, que las tiene, como puede ser el exceso de detalle en lo cotidiano o algunas escenas repetitivas, es una hermosa historia de personajes cercanos y experiencias difíciles, de las complejas emociones del enamoramiento y de la fortaleza infinita que se necesita para no recaer en los patrones tóxicos de las relaciones. Es, también, una historia de amor a la familia y de amor romántico profundo, liberador y, por qué no, sensual.
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