Lo mejor de Tirso, claramente, son sus versos barrocos, octosílabos, endecasílabos y liras plagados de hipérbaton, hipálages, conceptos gongorinos y alusiones a cuanto mito griego y latino se les ocurra... en boca de villanos analfabetos. La verosimilitud te la debo, y el tratamiento justo de la mujer también. |