Si tuviera la obligación de calificar la obra con dos palabras, elegiría "entretenida y vigente". Es imposible no identificarse y no reírse aunque sea un poco con Alcestes (un hombre que perdió la confianza en el ser humano hace bastante) y sus ocurrencias, a pesar de que en cierta forma parezca exagerado o insoportable. Algo de razón tiene. Si bien la trama de El misántropo no me enloqueció, me encantó su cercanía con algunos temas de este siglo, la característica típica de todo clásico que viene a demostrarnos lo poco que se avanzó de un punto a otro en el tiempo. |