Esto es SUSPENSE con mayúsculas. Hacía tiempo que no veía mejor ejemplo de este género. Dos son los ingredientes fundamentales que justifican mi valoración: la historia y la protagonista. La protagonista: una inspectora aficionada al karaoke y que cultiva la afición por emborracharse a base de grappa ,cantar en bares con karaoke y los encuentros sexuales con desconocidos. Es inteligente, metódica y con un alto sentido del deber y el trabajo bien hecho. Pero tiene un punto débil: un suceso personal la hace vulnerable y marca un terrible pasado que la persigue y la obsesiona. La historia: La policía encuentra el cadáver de una chica gitana, tras desaparecer el día de su despedida de soltera. La autopsia desvela que ha sufrido un monstruoso padecimiento hasta llegar a la muerte. Lo curioso del caso es que años atrás hubo otra muerte en su familia con quien comparte muchas similitudes. A partir de aquí,la novela se convierte en trepidante, escabrosa, fulminante, vertiginosa y cuando crees que no va asombrarte más, otro golpe de efecto te deja una vez más sin palabras. Con capítulos cortos , finales muy bien medidos y que te obligan a continuar, la sensación al terminar que me produjo es de fascinación ante la originalidad de la historia y la buena narración. Es muy difícil combinar una buena historia con todos los detalles bien armados y que no decaiga el interés del lector. Evidentemente, Carmen Mola conoce bien la fórmula y la ha ejecutado a la perfección. |