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Este cuento es una adaptación del cuento clásico de Oscar Wilde, El gigante egoísta. Nuestro protagonista es un enorme gigante muy malhumorado que tiene un jardín igualmente enorme y precioso, con muchos árboles y florecillas. Junto a este jardín hay un pueblecito lleno de niños que no paran de jugar. Un día, los niños comienzan a entrar al jardín a jugar en él, aprovechando la ausencia del gigante. Pero cuando este regresa, prohíbe la entrada a todos los niños, pues el jardín era de él y de nadie más. Para evitar que entrasen, levantó un grueso y alto muro, así él y el jardín quedaban aislados. El invierno llegó y el precioso jardín fue muriendo poco a poco. Los árboles quedaban pelados, las flores desaparecían, los animales se escondían, mientras en el pueblo tras el muro brotaba vida y seguía la primavera. Una triste mañana el gigante se asomó por la ventana y vio el jardín rebosante de vida de nuevo, pues una parte del muro había caído por la tormenta y la primavera había entrado de nuevo. de pronto, se dio cuenta de que había sido muy egoísta y desde entonces solo conoció felicidad. Este cuento, que ya dije que es una adaptación del original de Wilde, está escrito en verso, lo que le da mucha más elegancia y un buen ritmo a la historia. Con sus rimas, el cuento queda aún más bello. Hay dos figuras que me gustaría destacar. Por un lado, tenemos a un gigante que representa el arquetipo de los gigantes populares: solitario, de mal genio, aislado, egoísta, odia la alegría y no es amigo de nadie. Este va teniendo una excelente evolución y se representa en estos versos: "El hielo de tu corazón al fin se ha derretido. En él será primavera, mi gigantito querido". El otro personaje es un niñito débil y solitario, quien quiere subir a las ramas de un árbol pero nadie le ayuda. Este niño parecía un angelito, aunque triste y desolado. El gigante al verle se da cuenta de su propia soledad y de su egoísmo. Este niño representa la primavera (de hecho tiene el pelo verde y va vestido con hojas y flores frescas), la amistad, la alegría y el saber compartir. Sin este niñito, la historia no tendría sentido. El cuento tiene una lectura muy rápida, dinámica y muy bonita. Da verdadero placer leer los versos. Además tiene una cierta musicalidad que atrapa. Es una historia que enseña el valor de la amistad y de compartir, a no ser egoísta para no quedarte solo y triste, sin nadie con quien jugar o compartir momentos a lo largo de tu vida. Un cuento con fuertes y buenos valores para los más pequeños. Además, enseña a distinguir las distintas estaciones del año y acerca la literatura clásica a estos jóvenes lectores. de hecho, al final del libro hay una breve nota biográfica de Oscar Wilde. En cuanto a las ilustraciones, si el texto es bello, más aún lo son las ilustraciones. A este ilustrador ya lo vimos en La nube blanca (ver reseña aquí). Son dibujos muy coloridos, súper coloridos, donde destacan los colores fuertes (verdes, rojos, rosas, azules), dejando los grises para los momentos de soledad y las escenas de invierno. Los rostros de los niños son súper expresivos, con un intenso brillo en los ojos que los hace muy tiernos. En conclusión, un cuento con grandes valores importantes para los más peques (y los grandes) con una preciosa musicalidad gracias a su escritura en verso. Un cuento con unas ilustraciones muy coloridas, tiernas, dinámicas y preciosas. Una historia que nos habla de compartir, del compañerismo y del valor de la amistad. Un libro con el que disfrutar leyendo. Enlace: https://lagranbibliotecadeda.. |
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