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“Lo que el viento se llevó”, de Margaret Mitchell, viene subtitulado como “la historia de amor más fascinante jamás contada”, y sin embargo yo creo que esta no es una historia de amor, o no solo de eso. Después de algún altibajo en la lectura, de un inicio un poco decepcionante por culpa (como siempre) de las altas expectativas que llevaba, de un poco de aburrimiento en algunos tramos un tanto densos y de mucho enganche en otros, puedo decir que esta es una historia de supervivencia, de lucha, de raíces y arraigo, de expectativas, apariencias, injusticias, guerra, duelo, lealtad, desamor (vale, también amor), pero sobre todo, de mucha soledad. Una historia narrada dentro de un contexto histórico inmejorable, una guerra tan absurda como cualquier otra de la que siempre salen perjudicados los mismos, como en todas, con unos personajes tan brillantes como pocos: auténticos, complejos, pasionales, divertidos, valientes, cobardes, audaces, ilusos… ¡vivos! Una protagonista que me consta levanta pasiones, tanto a favor como en contra, de la que debo decir que, a pesar de sus imperfecciones, sus errores, sus puntos de vista o formas de pensar y, sobre todo, de sus actos, me ha parecido un personaje brillante, una mujer que es fiel a sí misma, que lucha por lo que quiere con uñas y dientes y cuyo único o principal problema es haber nacido en una época equivocada. No coincido con ella en nada, no nos parecemos, ni siquiera me cae del todo bien, pero aún así me parece un personaje maravilloso, a pesar de que creo firmemente que el alma de esta historia no es ella, aunque lo parezca. ¿Queréis saber mi favorito? Rhett Butler. Estoy feliz de haberme animado finalmente con este eterno pendiente, como digo con sus más y sus menos, pero que en resumen es una historia maravillosa, que engancha, fantásticamente escrita, de esas que se quedan contigo para siempre. |
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