La poesía de Kaneko Misuzu me ha enamorado por su sencilla, inocente y hermosa mirada hacia todas aquellas cosas animadas e inanimadas que la rodean. Su obra es un canto a la vida y a las cosas pequeñas, a las que mira gentil y cariñosamente, desde una noble empatía infantil. Sin embargo, la corta vida de la autora es dura y cruel. Se casó con un hombre déspota y ruin que la chantajeó y le cortó las alas, incapaz de tolerar y admirar la bondad y la belleza de una mujer tan especial. Kaneko se suicidó a la edad de 26 años. Es una gran suerte que nos haya llegado su poesía, traducida al castellano, en una edición tan cuidada. |