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Fidelidad es la historia de una pareja razonablemente feliz y enamorada. Él es Carlo, hijo de una importante familia pero que no ha tenido muy claro cómo encauzar su actividad laboral. Porque él en apariencia quiere ser escritor, pero termina trabajando como profesor universitario gracias al enchufe de su familia y en una editorial trabajando sobre libros de viajes. Pero escribir, lo que se dice escribir… Ella es Margherita y trabaja con su propia agencia de pisos, algo que no se le da nada mal. de hecho, gana más dinero que él. ¿Felices? Ella le pregunta si es feliz y él responde: “Creo que sí”. Una pareja que siempre han sido fieles, pero que en el fondo tiene la tentación de dejar de serlo, algo con lo que están fantaseando. Ella con su fisioterapeuta. Él con una alumna. Hasta que surge lo que llaman el “malentendido”. Una palabra que sin duda recuerda a Irene Nemirovsky, la autora que Marguerita lee, pues es el título de su primera novela. Su vida se convierte entonces en un sinvivir entre la fidelidad o la infidelidad. Un intento de justificar lo que no se atreven a llevar a cabo. De entrada he de decir que Fidelidad es una novela con pocos personajes, pero muy bien construidos. Carlo Missiroli consigue que nos adentremos en sus mentes y en sus complejos mecanismos mentales, esos en los que la tentación y el deseo de autojustificación priman por encima de sus verdaderos principios. Pero precisamente por mostrarnos unos personajes tan reales es por lo que no he conseguido empatizar con ninguno de ellos, salvo con la madre de Marguerita (que no deja de ser un personaje secundario). El hecho de no conseguir empatizar con ninguno de ellos, de ver que son unos “falsos”, unos hipócritas en muchos casos (ni se salva él ni se salva ella), ha hecho que no me gustase la novela, que en ningún momento me sintiese a gusto en ella. Es indudable que esto es una opinión personal y que cada cual tiene su pensamiento propio en torno a un tema controvertido pero muy poco hablado como es el de la fidelidad. Y en fidelidad, a pesar de su título, no he encontrado ningún argumento serio para defenderla. Sus protagonistas no es que quieran ser fieles, es que tienen miedo a perder su “felicidad” si el otro no lo encaja bien. O sea, que de fieles nada. Lo dicho, precisamente por lo bien que están mostrados y escritos sus personajes, no he conseguido enganchar con esta novela ni que me gustase. La valoración no obedece por tanto a su valor literario (de hecho esta novela está premiada), sino al hecho de que no he podido disfrutar con ella. Enlace: http://www.elbuhoentrelibros.. |
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