Confesiones de una máscara

Con este clásico japonés del siglo XX, Mishima nos recuerda que individualizar los distintos bandos de una guerra entre buenos y malos es una simplificación atroz. Ambientado en la Segunda Guerra Mundial, este libro me ha impactado sobre todo por el tratamiento cotidiano de la guerra, a pesar de que no es para nada el tema central de la obra. Te lleva de la mano hasta los hogares de esa gente que nunca alzo un arma, cuya opinión nunca pidieron al enviar a sus hijos, hermanos y amigos a la guerra. Es una pasada.

Volviendo al tema principal, este libro es una novela de aprendizaje en la que observamos el desarrollo de un niño que desde muy temprana edad se da cuenta de que no encaja en la definición de virilidad a la que debe aspirar. Una masculinidad estrecha y sofocante que no le permitirá aceptarse a si mismo.

Como elemento más importante, pero no único, de esta incapacidad para ser "un hombre normal" se presenta su homosexualidad, que se trata de forma muy introspectiva. Además, yuxtapone una visión claramente negativa de sus deseos carnales, con la naturalidad asombrosa con la que se trata la sexualidad, la pubertad o la masturbacion.

En toda la obra se presentan ideas y matices sobre los que se puede reflexionar largo y tendido, pero, aun así, es fluida y sencilla, a pesar de ser uno de esos libros en los que "no pasa nada". Lo recomiendo mucho, además el autor tuvo una vida muy interesante y se dice que este libro tiene mucho de autobiográfico.