El Derecho en Tolkien: 14

Está más que claro que el trabajo de Tolkien es un trabajo netamente literario, obviamente con fuertes cimientos en la filología, la lingüística y la mitología; ¡Nada más! Pero que su obra sea capaz de ser abordada desde disciplinas tan diferentes de la ejercida por Tolkien a lo largo de su vida es una muestra —como si faltara otra— del poder de su obra, de la cosmovisión de su cabeza y de que la maquinaria detrás de la historia es más complicada de lo que parece ser a simple vista.

A la ligera y solo de memoria se me ocurren otros dos ejemplos bastante notables que abordan la Tierra Media desde puntos de vista distintos a “las letras”: Atlas de la Tierra Media (Karen Wynn Fonstad, 1981) y Flora of Middle-Earth: Plants of J.R.R. Tolkien's Legendarium (Walter S. Judd y Graham A. Judd, 2017). Uno sobre la geografía del mundo imaginado por Tolkien —no puedo dar veracidad del asunto, pero he escuchado un par de veces que fue la tesis doctoral de Karen— con medidas, distancias, geomorfología y todo lo demás. El segundo, es una aplicación del lenguaje, conceptos y técnicas usadas en la botánica del mundo real a la Tierra Media.
Ambos, en conjunto —y ahora con el texto de José María— son evidencia de que la Tierra Media funciona y que si bien Tolkien no pensó en sus obras desde este punto de vista —nunca hubiera acabado—, en el fondo, latente y presente el deseo sub-creador de él es el mejor ejemplo que conocemos hasta hoy.

Me resulta curioso que desde el inicio José María deje en claro dos asuntos: Su libro es “hijo” de Tolkien y la Gran Guerra (John Garth, 2003) —libro potente y que marca un hito dentro de los estudios Tolkienianos— y la relación de Tolkien con el derecho: nada lejos de la relación que un mortal común tenga a lo largo de su vida con las leyes y los asuntos legales. Este es, sobre todo el punto más fuerte del presente libro, pues enmarcado en ese golpe de realidad se extiende el resto del texto, un libro que sin pretensiones y sin hilar demasiado fino logra grandes cosas.

Que una obra literaria sea analizada a la luz del derecho no es una novedad, otras obras como El Quijote y el Mio Cid ya han tenido su propia dosis del asunto y dejan claro que, si bien tampoco fueron escritas a la luz de la disciplina, tienen luces del asunto. Lo cual no quiere decir nada, pero quise mencionarlo con el fin de ponerlo como un antecedente del libro en cuestión.

Cuando lo tuve frente a mí, pensé que iba a ser un libro acartonado y que iba a tener el tono formal del asunto, con términos que entre abogados escuchan y entienden, pero que el resto de los mortales ignoramos por completo. Por el contrario, me encontré con un texto fresco, coloquial, con un lenguaje accesible para todo tipo de público y que va llevando al lector por muy buen camino a lo largo de la explicación de cada uno de los temas desarrollados en el libro.

Acá no solo se habla de las leyes, códigos o decretos que pudieron haber o no en la Tierra Media. El libro va sobre otros temas muy diversos y todos propios del derecho, algunos de los cuales me dejaron gratamente sorprendido y otros que vistos en otro contexto y en una realidad diferente a la nuestra, me resultaron mucho más interesantes: el mejor ejemplo de esto es la descripción que hace José María de las formas de gobierno de los habitantes de la Tierra Media.

Todo esto se logra exponiendo algunos temas propios del derecho que recaban en el aspecto jurídico de la Tierra Media, y si bien las leyes no están —salvo contadas excepciones— de forma explícita dentro de las historias, temas como el matrimonio, el ejercicio de juez, el derecho procesal, el sujeto inimputable, leyes migratorias, la legitimidad de las decisiones, líneas de sucesión y leyes de sucesión sí están presentes en toda la historia de la Tierra Media.

José María ha hecho una amplia indagación en las obras de Tolkien para su libro, no concentra sus esfuerzos solo en El Señor de los Anillos, la obra más conocida de Tolkien, sino que, ya “entrado en gasto” aprovecha y explora el aspecto jurídico de otras obras de Tolkien como Hoja de Niggle, Egidio el Granjero de Ham y El Herrero de Wootton Mayor. Me deja impresionado el nivel de detalle de su búsqueda en las obras del Profesor para escribir esta obra, pues muy juiciosamente ha explorado cada pasaje de ella para encontrar los indicios de su trabajo, algo que queda en evidencia con las citas de todas las fuentes que se pueden imaginar sobre los aspectos ya mencionados. Solo por esto, un trabajo digno de admirar.

Esta búsqueda, con ojos de abogado entrenados para encontrar el detalle justo que incline la balanza a favor y abiertos a interpretaciones de toda índole, lleva a que también se miren algunos personajes lejos de la interpretación tradicional que tenemos y con la que hemos convivido todos estos años, algo increíble. En este viaje se encuentra con contradicciones en los textos de Tolkien más allá de las que ya conocemos y con las que hemos convivido a lo largo de los tantos años, otro aporte de muy alto valor que logra el libro de Miranda.

Si bien es un libro escrito para fanáticos de Tolkien, el resumen de los acontecimientos que se van a abordar en cada capítulo es hecho a la medida y le dan la contextualización justa para abordar la obra desde la perspectiva del Derecho.

Personalmente, me quedo con dos descubrimientos que a la luz de mis lecturas no había logrado hacer: el hecho de que de todas las civilizaciones que pueblan la Tierra Media los hobbits son la más avanzada de todas, pues cuentan con servicio postal, policía, alcalde, Thain y guardia de fronteras. Todas ellas, organizaciones no muy propias, salvo contadas veces, de los demás pueblos de la Tierra Media. En el mismo orden, y siguiendo con los hobbits, resulta que eran una sociedad diarquista, lo que quiere decir que, a la muerte de la cabeza visible de una familia, el cargo no pasaba a su descendencia, sino que, por el contrario, pasaba a su esposa, hasta que esta muriera o cediera su cargo. A ver si siguen diciendo que Tolkien era machista, racista y que sus historias eran pura hobbitería.

Con el humor que caracteriza a José María, tan propio de él y que obvio iba a quedar impreso en este libro, el autor logra mostrarnos otro de los tintes de la Tierra Media y que había permanecido oculto hasta que el escriba justo tomó su caballo y pasó largas jornadas en la biblioteca de Gondor explorando entre tantos pergaminos. Ojalá el libro llegue a más personas, pues si bien es una obra que viene del Derecho es de interés público para todos los habitantes de la Tierra Media.

Misterio sin resolver:
¿Por qué no hubo un remate de los bienes de Sam, Merry, Pippin y Frodo luego de volver a La Comarca como si lo hubo cuando Bilbo desapareció de su tierra?

Agradecimiento especial:
Le agradezco enormemente a José María por haberme dado el placer de leer su libro. Como dice en la dedicación del ejemplar que muy amablemente me envío, es un: “… testimonio de nuestra pasión compartida, más allá del mar.” Gracias también, por haber aceptado la invitación a participar del I Seminario Tolkien: Tolkien y las Fuentes Mitológicas, organizado por la Sociedad Tolkien Colombia Orodruin. Lo pasé de maravilla a cada momento, a pesar de no haber visto las tan citadas diapositivas.