Madame Mao

Llevaba años queriendo leer este libro y es una pena que al final se haya quedado a medio camino. Me ha gustado, pero podría haber sido espectacular y se ha quedado justito.

Anchee Min recabó información durante años sobre una de las mujeres más importantes para la historia de China, Jiang Qing y nos la presenta en esta novela. Jiang Qing fue la última mujer de Mao Zedong, antiguo presidente comunista de China, gran culpable de la Revolución Cultural. Esta revolución es unos de los periodos de la historia que más me han llamado la atención siempre, y cada vez que veo un libro que trata el tema me interesa. Lo que no sabía yo, y nunca se refleja en otros libros es la tremeda importancia que tuvo, la mujer del presidente en esta Revolución.

Jiang Qing fue una mujer fuerte desde su más tierna infancia donde ya se negó a que le vendaran los pies para deformarselos y evitar su crecimiento. Esta antigua tradición china se suponía que daba clase y atractivo a estas mujeres. Jiang Qing luchará por sus sueño de convertirse en un actriz de renombre, y después de varios romances, conocerá a Mao Zedong. A raíz de esto decidirá interpretar el papel más importante de su vida, el de la heroína de China.

Me ha resultado interesantísimo descubrir cosas sobre esta fuerte mujer en un mundo de hombres. Como en la mayoría de los casos, el poder la corrompió y junto a su obsesión por la interpretación, se convirtió en una de las personalidades más despiadadas y tiranas de la época. Era imposible empatizar al cien por cien con la protagonista, por su actitud, pero en cierta parte entiendes algunos de sus actos. Como se sintió siempre la sombra de un hombre y quiso escapar de esa alargada sombra.

Quizás el problema lo he encontrado en la forma de contar la historia. Se siente muy rápida y a veces es algo liosa la manera en la que la autora va narrando la trama alternando la primera y la tercera persona. Aún así, se lee bastante rápido.

Curioso que siendo esta mujer tan importante y habiendo leído y visto bastantes libros y pelis situados en esta época, jamás la nombraran, aunque millones de veces a su marido. La sombra sigue siendo alargada.