Cuando todo cambió

La familia Ward tenía una vida idílica en su granja de Atwood, no eran los más ricos pero tenían algo mucho más importante, una familia fuerte y unida, pero todo cambia un verano en el que los secretos salen a la luz.
El detonante de esto será River, un nuevo trabajador de la granja que rápidamente se acomoda a las rutinas del hogar de los Ward e incluso convirtiéndose casi en miembro de pleno derecho en la familia, y todo esto a pesar de algunas reticencias iniciales.

La protagonista principal es Natalie, años después de ese verano vuelve al pueblo, para poder cuidar de su madre enferma. Con capítulos que entrelazan presente y pasado, vamos descubriendo que extraño suceso pudo ocurrir como para que una familia tan maravillosa como la de Natalie se disolviera tan fácilmente.

La primera parte del libro, es mucho más lenta pero no por ello me ha defraudado, se centra en describir como es la vida de la familia, como funciona la granja y mientras tanto vamos conociendo a los personajes, sus vidas, planes... Aunque está narrado con calma, no resulta aburrido ni denso, a mi me pareció muy agradable a la par que esencial para comprender más a la familia y sus decisiones. Además de que las descripciones del impresionante paraje donde se emplaza la granja me han transportado allí sin dificultad, las comidas de Nettie me hacían la boca agua, tanto pastel por aquí y por allá, e incluso el olor a lácteo y vaca despertaban en mi una sensación de que en esa granja debía vivirse muy plenamente. La segunda parte del libro trata de lo que ocurrió, ya que poco a poco las páginas han ido acercándonos al día en que pasó todo. Me ha gustado ese misterio y como está tratado a lo largo del libro, me ha mantenido pegada a la historia, además en esta parte la narración coge más ritmo y se empiezan a desvelar secretos familiares que no esperaba y que en ningún momento supuse, aunque si hubo ciertos detalles que me imaginaba, no por ello es una historia predecible ya que de manera general es muy sorprendente, y es lógico que el lector pueda ir imaginando algunas cosas.

Las reflexiones de Natalie sobre "lo que ocurrió" nos abren la puerta a conocer más sobre ella, y comprender como le marcaron los acontecimientos que en tan poco tiempo cambiaron su vida tan despreocupada e inocente.

Los personajes son de los más entrañables que he tenido el placer de conocer, aún hoy recuerdo con cariño cada detalle de la marcada personalidad que la autora otorgó a cada uno.
Si aún no os he convencido, debéis saber que el final es redondo, he disfrutado mucho del libro entero, pero el final me dejó con ese sabor de boca que dejan las buenas lecturas.

Cuando todo cambió es una novela deliciosa, pausada pero misteriosa, repleta de reflexiones y con unos personajes inolvidables. Encontraréis romance, escenas familiares de lo más tiernas y cotidianas, pero también la culpabilidad más dolorosa cabe en este libro.
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