En un puro "estilo Millás", es decir, bastante volado y con un límite extraño entre realidad y depersonalización. Retoma el tema de "No mires debajo de la cama" donde los objetos cobran vida. Aquí Millás revive su infancia y reencuentra sensaciones y vivencias que lo marcaron : su fuerte relación con la madre, su dependencia y conducta adictiva con drogas con el consecuente desdoblamiento de personalidad y de la percepción de la realidad. El libro es interesante porque está bien escrito y porque conlleva mucha introspección, pero vano por el alejamiento de toda realidad. |