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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
13 May 2019
Una tal MH ante la pantalla de su ordenador en un caluroso mes de octubre:

—¡Lo sé, lo sé, sé quién es Diávolo! ¡Es M!
(pues no, no es él)
—¡Espera, no, es G!
(joer, ya decía yo...)
—¡Pues entonces tiene que ser L!
(¡venga ya! ¿cómo que no?)
—Bueno, venga, será C...
(oye, ya está bien... esta Millán...)
—¡Sí o sí, tiene que ser P!
(¿tampoco? ¡No me lo puedo creer!)
—Definitivamente, sin lugar a dudas, tiene que ser B.
(¿no? me está dando la risa floja...)
—¡A ver, alguno tendrá que ser! ¡Empezamos de nuevo! ¡Lo sé, lo sé, es M!

Y entonces llega nuestra maravillosa protagonista, Jianna, y dice:

"Yo, solo yo, sé quién es el Diávolo, y debo de ser imbécil porque ni teniéndolo delante puedo encontrarlo".

Ainssss... ¡acabáramos! ¡No soy la única que sospecha hasta de la maceta de la entrada!

Así podría resumirse la lectura de Él, Diávolo. Sin exagerar :))

Me estoy riendo yo sola ahora mismo mientras pienso en lo mucho que he disfrutado de este libro, porque cuando disfruto con un libro río, sonrío. Felicidad pura. No cambiaría la lectura por nada en el mundo, porque encontrarte un libro con el que te lo pasas bien no tiene precio. Sé que a veces puedo parecer exigente cuando reseño algunas de mis lecturas. No lo soy tanto, solo ("solo"... lo sé...) pido que me den una buena historia y que sepan contármela, unos personajes contundentes, una trama bien llevada. Ni más, ni menos. Y si encima, como en este caso, existe un misterio y me tienen el 75% de la novela totalmente perdida en cuanto a la identidad de un asesino cuando normalmente lo adivino enseguida, pues es que es gloria bendita. Y sonrío, sonrío, sonrío...

Sé que muchos ya conocíais a Myriam Millán gracias a La hija del dragón, pero no es mi caso. Él, Diávolo ha sido mi primer acercamiento a la autora. Cuando Laky organizó el sorteo de un par de ejemplares del libro, y ya digo, sin antecedentes sobre la escritora, me apunté sin dudarlo porque era la temática lo que me atraía muchísimo. Venecia, el mundo de las cortesanas en el siglo XVIII, un asesino suelto por los canales... adoro Venecia, ya he estado un par de veces, su historia es fascinante y bastante desconocida en general, y es una ciudad que me apasiona; perderse por ella y patear fuera de lo meramente turístico invita a elucubrar mucho a las imaginaciones más decabelladas (la mía). El caso es que no gané el sorteo, pero la autora amablemente nos cedió el ebook a todos los que quisiéramos participar en la lectura conjunta (que creo que hemos sido un montón). Por una serie de problemas técnicos me costaba seguir la lectura en el ereader, y me estaba gustando tanto que acabé comprándolo en kindle para poder leerlo bien... y huelga decirlo, lo veis en las fotos, he acabado haciéndome con él en papel. He pagado dos veces por él, y he esperado a tener el libro en papel para compartir la reseña. No sé si queda claro lo que me ha gustado :)

Un día voy a acabar contando en las intros la receta de la tarta de manzana, pero es que necesito llevaros donde quiero llevaros para que entendáis lo que significan para mí ciertas lecturas. Espero que me perdonéis.

Me meto en faena, que sé que hemos participado mucha gente en la LC, y que a estas alturas de mes ya han salido muchísimas reseñas en poco tiempo de este libro, así que no quiero ser pesada ni enrollarme mucho (aunque no prometo nada, que me conozco).

La premisa creo que puede contarse sin miedo a desvelar nada. Estamos en la Venecia de mediados del siglo XVIII, época en la que no solo los venecianos disfrutaban de los festejos sin fin que parecían inundar la ciudad, sino que recibían numerosas visitas de extranjeros, ya fuesen comerciantes o aristócratas, que también querían su parte del Carnaval, de los lujosos burdeles, las experimentadas cortesanas y sus sensuales y secretas artes amatorias, y de sus salas de juego. El dinero y la lujuria corrían sin fin en una ciudad en la que el Carnaval no solamente duraba seis meses (desde el primer domingo de octubre hasta la Cuaresma), sino que en él todo estaba permitido, las jerarquías sociales se entremezclaban, y el despliegue era tal que realmente aquel siglo fue el germen de la fama que hoy en día tiene esta festividad, aunque el Carnaval existiese desde el siglo XI. Pero como es natural, esa libertad entre distintos estamentos sociales no se trasladaba a la vida real, la del día a día fuera de la fiesta, ni evidentemente eran todos ricos en Venecia. Como siempre desde que el hombre es hombre y en cada ciudad que derrocha opulencia, en aquella Venecia habitaban los ricos muy ricos y los pobres muy pobres, y el contraste entre los sestieres era clamoroso.

Es en este contraste entre la riqueza y la pobreza extrema donde conocemos a Jianna, la estupenda y sorprendente protagonista de esta historia. Con dieciséis años y huérfana, se ha tenido que echar a la espalda a buena parte de su familia, con una prole de críos incluida, y hace lo que tiene que hacer para sobrevivir y tener algo que llevarse a la boca, a pesar de su rectitud moral y religiosa. al mismo tiempo comienza a matar en esos barrios de mala muerte un ser que pronto, y a causa de su ensañamiento con las víctimas y su capacidad para pasar desapercibido escondido tras su maschera nobile y su capa negra, será apodado Diávolo. Como no podía ser menos, el destino de ambos se cruza, y es entonces cuando comienza nuestra historia. Veremos la vida de Jianna dar un vuelco de 360º, y no solamente en cuanto a su estilo de vida o posición social, sino en sus baremos éticos y morales. Y veremos a un Diávolo que, como siempre se suele decir, está alejado de extremos. Aquí no tenemos dilemas blancos y negros, como en otras novelas donde los personajes están demasiado estereotipados y son o muy malos o muy buenos. Esta novela está repleta de grises, y no solo en los dos personajes principales. No quiero ahondar mucho más, que cuanto menos se sepa de la historia, mejor.

Tenemos tres tipos de narradores a lo largo de la trama. El narrador onmisciente, y las dos narraciones en primera persona de Jianna y Diávolo. al principio las tres se alternan en igual medida para ir ofreciendo y dibujando el mapa general de la historia pero, conforme van avanzando las páginas, el narrador omnisciente va perdiendo casi toda su presencia en beneficio de Jianna, que se hace cargo de casi toda la narración y es través de sus ojos que vemos avanzar la historia. Diávolo también nos habla cada vez menos, pero porque cada vez puede decir menos. Llega un punto que cualquier cosa que diga podríamos utilizarla para desenmascararle, así que se esconde un poco detrás de la narración de Jianna y nos desespera, igual que desespera a Jianna, al no haber manera de tirar de ningún hilo con el que descubrirle. Y yo encantada... para que nos vamos a engañar :)

Él, Diávolo tiene tres puntos fuertes, muy fuertes, que hacen que lo devores sin descanso. Uno es la ambientación en sí. No es que nos haga un recorrido por Venecia porque no lo hace, no es como otros libros que lees la narración y sabes exactamente dónde estás de esa ciudad. Es todo como muy general, pero aun así te hace sentirte en Venecia, percibes Venecia, recorres sus canales, sus estrechas calles... es que la Venecia de aquel entonces tiene un no sé qué que qué se yo (y no hablo del aura de romanticismo que se le atribuye, que para mí no lo tiene... es la ciudad en sí). Esta historia no sería lo mismo ambientada en cualquier otra ciudad del mundo.

La segunda es la trama, compacta como una roca. A largo de nada menos que 69 capítulos (71 si contamos el preámbulo y el epílogo, aunque su duración es corta y el ritmo de lectura es endiablado), los tres narradores ofrecen lo que tienen que ofrecer, ni más ni menos. Mantiene la intriga durante casi todo el libro con mano de hierro, la autora juega con el lector pero sin engañarle en ningún momento, y lo que ocurre, ocurre sin sacarse nada de la manga ni trampas que desvirtúen el resto de la historia. Te mantiene en vilo, ya no solo por el misterio que rodea a Diávolo y la relación que se va estableciendo entre Jianna y él, sino porque todo está narrado con un estilo sencillo pero efectivo hasta decir basta. de sobra sé que ahora que conozco la identidad de Diávolo, en una segunda relectura veré cosas que no vi en esta primera (y creedme, habrá relectura... no me quedo yo sin ver las pistas que la autora haya ido dejando en la narración), pero, aunque había algunos nombres que Jianna daba sin parar y que estaba claro, llegado un punto, que no podían ser, reconozco que hasta cierta escena no supe a ciencia cierta quién era. Dudé de todos en algún punto de la narración, reduje a tres avanzada la lectura, pero hasta esa escena, no lo tuve claro. Y se me pasó su buen 75-80% de historia. Y eso es muy, muy difícil mantenerlo cuando los narradores te hablan en primera persona (porque sí, te cuentan su parte sesgada de la historia, pero también es fácil caer en contradicciones), cuando todos interactúan constantemente entre ellos y cuando es fácil que un autor se deje llevar y te dé una pista innecesaria que lo estropee todo. Nada de eso. Lo bien que me lo he pasado intentando averiguar quién era el dichoso Diávolo no tiene precio.

La tercera: sus personajes. Obviamente, hay que destacar por encima de los demás a los dos principales. La evolución de Jianna, esa adolescente mugrienta, esquelética, muerta de hambre e inocente de los suburbios, es casi más interna que externa. Sí, pasa de prostitución y la miseria en las calles al lujo de la vida al otro lado de la ciudad, pero realmente la trama se detiene poco en eso. O, por ser más exacta, se detiene mucho más en el proceso de llegar a ser el famoso personaje en que se convierte que en los méritos que hace para conseguirlo (quien quiera saber los méritos que se les atribuían a estas mujeres, que lea Fanny Hill, que aunque inglesa, no le iría a la zaga). Lo importante es cómo empieza a cambiar desde que comienza a comunicarse con Diávolo, lo que está dispuesta a hacer, lo que realmente llega a hacer... porque la Jianna que empieza tiene poco que ver moralmente con la Jianna que termina. Y aun así sigue siendo Jianna, la dulce Jianna (lo que decía antes de los grises). ¿El culpable de esta mutación? Diávolo, un asesino en serie que se enamora de Jianna, que pertenece al entorno en que Jianna se mueve, que siempre está cerca de ella, pero que ni ella ni nosotros sabemos quién es hasta bien avanzada la trama (si tienes suerte y aciertas, claro, que lo que es fácil no te lo ponen). No sé cómo se las ha apañado Myriam Millán para que caigamos rendidas ante un señor con trazas de psicópata, pero mira por donde. Porque no he querido leer otras reseñas hasta colgar la mía (ahora me toca hacer un tour por todas las reseñas de mis compis de la LC a ver en qué coincidimos y en lo que no), pero estoy segura de que no soy la única que se ha sentido así. Y también advierto de una cosa: no me entusiasma la novela romántica. No la contemporánea, al menos. La veo muy a-b-c (previsible y con muchos clichés, vamos). Así que si esta historia, si estos personajes, me han atrapado así, ha sido porque la historia entre ellos no me ha parecido nada empalagosa ni previsible. No es una historia de amor al uso (a ver, él destripa a la gente... nunca podría serlo). Y realmente es que no llegas a condenar a ninguno de los personajes por nada de lo que hacen, acabas hasta cogiéndoles cariño, y eso es muy éticamente discutible por parte del lector, pero sin duda es un enorme mérito de la autora. Me resisto a calificar esta novela con un romance ni a resaltar eso dejando atrás todo lo demás, porque desvirtuaría la historia. Tampoco es un thriller en toda regla. Es mucho más que eso, aunque todo ronde en torno a eso. Qué difícil es describir este libro...

Los secundarios, pues unos están mejor perfilados que otros (quizás las que más salen perdiendo son las compañeras de Jianna, que son meras comparsas en la trama), pero teniendo en cuenta el elevado número de personajes, tampoco se puede esperar que se detenga la autora por igual en todos, porque además en el caso de los sospechosos había que dosificar muy bien la información y un paso en falso hubiese acabado con la trama. Pero los que nos interesan, están, y están muy bien. Los demás cumplen su cometido.

Termino. No era nada fácil manejar tantos personajes y mantener el enigma de la identidad de Diávolo hasta el final, igual que no era fácil evitar caer en un romance sin sustancia. Consigue las dos cosas con creces. Y además Myriam le da una cercanía a unos personajes con los que lo más fácil es no empatizar en absoluto. Sabe darles voz, darles humanidad... a pesar de muchas cosas (y sin querer justificar en absoluto sus actos, que conste, que una cosa no implica la otra, que cada uno es lo que es y hace lo que hace). Que me ha gustado mucho. Que me ha sorprendido mucho. Me lo he pasado pipa. Todos los argumentos ya están expuestos arriba, no me repito. Gran descubrimiento esta autora.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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