Despues d ela caida

Si todas las obras de Miller tienen o parecen buscar la catarsis, esta obra es la quintaesencia de su manifiesta necesidad de confesión y de obtener clemencia y, de forma más acuciante aún, de conseguir perdonarse a sí mismo.

Tras La muerte de un viajante, es mi preferida entre las cinco que componen el volumen de “Teatro reunido” de Tusquets. Me gustó el desgarro con el que está escrita, la sinceridad con la que trata los sucesos más relevantes de su vida y que marcaron el carácter de su obra teatral.

Es destacable el papel que solía destinar a las mujeres, …

“¡Dichosas mujeres, cuánto daño me han hecho!”

“¿Habrá que achacarlo todo a las madres? ¿No hay madres que se lleven la insatisfacción a la tumba, que no quiebren la lealtad de sus hijos y se vayan de este mundo cargando con la culpa de lo que no hicieron?”

… la severidad con la que es juzgada la naturaleza humana,…

“juzgo, sí, y además con severidad, cuando en realidad lo que siento es desconcierto”

“tienes que decidir lo que sientes sobre un ser humano en concreto. Por un vez en la vida. Y entonces tal vez decidas lo que sientes sobre otros seres humanos”

… la relevancia que concede a valores como la fidelidad, la lealtad, la moral.

“tal vez, la verdad lo único que hace es matar... Entonces, ¿cómo hay que vivir ¿Una mentira viable? ¡Pero para eso se necesita una conciencia tranquila! O muerta. No ver la maldad en uno mismo..., ¡ahí está la fuerza! Hay que acabar con la conciencia.”

Es duro llegar al final de la vida y descubrir que todo ha sido una equivocación tras otra, …

“La vida fue para mí como un caso pendiente de juicio… ahora pienso que, para mí, el desastre empezó realmente cuando un día levanté los ojos y me di cuenta que el estrado estaba vacío.”

… que uno mismo es el defectuoso, …

“Quise enfrentarme a lo peor que me cabía imaginar: que era incapaz de amar “

… y, aunque alcanza a vislumbrar la clave, …

“Al final uno debe abrazar su vida”

… no estoy nada seguro de que realmente consiguiera la paz consigo mismo.

No quiero terminar mi comentario sin hacer referencia al papel de Maggie, claramente Marilyn Monroe. No cabe duda de que la imagen creada contribuyó a la leyenda más caricaturesca de la actriz —su candidez e ingenuidad, su generosidad, sus inseguridades, sus desequilibrios…—, un retrato no exento de un sentimiento de culpa —“Tú lo que quieres es una mujer que cree a tu alrededor (…) un ambiente sin conflicto alguno, y tú campar a tus anchas colmado de elogios”— ni de espeluznantes reproches

—“Un suicidio mata a dos personas, ese es su objetivo” —.