Huellas de agua

Lo primero que me fijé al empezar este poemario fue en la dedicatoria. Ahí ya empezó a quebrarse un poquito mi corazón, ya que va dedicado a la memoria de su hermana Trini.

Milagrosa Díaz centra toda esta obra al mar, y usa siempre metáforas que tengan que ver con el agua. Acompaña también sus poesías con imágenes de paisajes, que suelen incluir playas, animales que tienen relación con el agua o podemos ver en cualquier playa, como son las gaviotas. O podemos internarnos en un barco y ver la cola que deja al alejarse de la costa.

Sinceramente es una de las antologías poéticas más centradas en un tema en concreto que he leído nunca. Todo está relacionado, y aunque son poesías sin relación alguna entre ellas más que el tema marítimo, puedes sentir como se hilan entre ellas, como si la autora nos estuviera narrando sentimientos. ¿Extraño, no?

Me ha parecido una obra preciosa, llena de sentimiento, que te hace internarte en ella como si la necesitaras para vivir hasta que acabas. Parece ser una canalización de la autora, una extracción de sentimientos. Lo cual la hace mucho más única, pues ya no nos quedamos solo con el tema común, la musicalidad típica de las poesías con rima, si no que le sumamos la manera de ser y de sentir de la autora.

En resumen, es una obra llena de sentimiento, musicalidad y agua. Es bastante única y emocionante de leer, tiene pocas hojas pero para mí son más que suficiente para hacerme una idea de como se sentía la autora cuando la escribió: nostalgia. Es lo que más abunda o lo que más he percibido.

De verdad que la recomiendo muchísimo. Sea cual sea la etapa de vuestra vida.