“Era como una preocupación en la tía de ir sustrayendo al niño, ya desde su más tierna edad de inconsciencia, de conocer, ni en las más leves y remotas señales, el amor de que había brotado. Colgóle al cuello, desde luego, una medalla de la Santísima Virgen, de la Virgen Madre, con su Niño en brazos” ~ La tía Tula de Miguel de Unamuno. Dos hermanas huérfanas, Rosa y Gertrudis, saben que su futuro pasa o por casarse o por el convento. Cuando aparece Ramiro, Rosa se enamora locamente de él y su hermana la anima a contraer matrimonio. Así sucede pero en la corriente que subyace a esta relación vemos que Ramino, de haber podido, hubiese escogido a Gertrudis y que esta, si no fuese porque no tiene aspiraciones de matrimonio sino más bien de permanecer pura y casta, también siente una atracción por él. Sin embargo la virginidad de Gertrudis no es compatible con su gran sueño: ser madre. Así que sin tener que aguantar a ningún hombre y con el matrimonio de su hermana, ve su camino perfilado. Asume gustosa su papel de tía cuando nacen los hijos de Ramiro y de Rosa pero cuando las cosas comienzan a complicarse, deja de ser tía para convertirse en madre. Lo más, su gran ambición. No conocía la historia de la tía Tula y la verdad es que me ha gustado. Eso sí, diré que en una línea imaginaria en el libro me ha gustado más la primera parte; la segunda me ha resultado un poco más lenta. En el trasfondo, el deseo de una mujer por ser madre sin querer serlo; y de ser amada sin dependencias ni tener que brindar ella también amor. |