Embassytown: La Ciudad Embajada

Embassytown es un libro complejo de reseñar, pero si os sumergís en el él ganaréis la lectura de una de las mejores obras de ciencia ficción de nuestro siglo. ¿Por qué? Ahí van mis razones:
En primer lugar, creo que para esta obra en concreto es necesario mencionar el estilo al que se adscribe, el new weird. En NW es un subgénero de la ciencia ficción que se caracteriza por ser totalmente rompedor (experimentalismo formal y de contenido que se preocupa mucho más por el estilo, la innovación, la coherencia de la obra y rompe deliberadamente las barreras que se imponen entre los géneros como si fueran bloques separados. En el NW se entiende que la literatura forma un continuum y nosotros le ponemos etiquetas para intentar categorizarla, por lo que los autores suelen propugnar la mixtura de géneros) y al mismo tiempo conservar la esencia de la ciencia ficción clásica y eso es algo que se ve perfectamente en La ciudad embajada. Tenemos un tema prototípico del género: el encuentro con otras especies, ese es un tema clave, pero a diferencia de otras novelas del estilo, no nos encontramos con un primer encuentro, sino con un universo futuro en el que parte de las barreras de los viajes espaciales se han superado (de forma más realista y más argumentada de la que se suele ver en la ciencia ficción, por lo que os he comentado sobre el new weird) y hay una gran colonización del espacio, teniendo como punto central de la expansión el planeta Tierra, aunque ha pasado ya tanto tiempo desde la primera colonización que prácticamente todos son descendientes de nuestro planeta, pero nadie nació realmente allí. Encontramos, conectando con este tema, muchas críticas hacia el colonialismo descontrolado o la aculturación que este produce, un tema muy bien llevado por el autor.
La mayor parte de la acción sucede en (o es importante para) la ciudad que da nombre al libro: la Ciudad embajada que, como suena, es una embajada de “humanos” en un planeta que está al límite del universo conocido, y por consiguiente, es un bastión político de mucho valor. Aquí, desde el primer momento, empieza lo emocionante de la novela. Tiene un worldbuilding increíble, la ambientación oscila entre el ciberpunk y la ciencia ficción clásica con sus enormes metrópolis futuristas, que, al mismo tiempo nos muestra todo lo exótico y excitantemente nuevo de una sociedad futurista y extraterrestre junto con ciertos elementos de tono realista como las barriadas pobres o escenas que eliminan el idealismo de la típica novela de ciencia ficción y presenta unas condiciones de vida muy duras. de verdad, el planteamiento del mundo literario es fascinante, complejo y muy coherente.
Siguiendo con otros puntos novedosos e interesantes encontramos que la Embajada "humana" lleva activa desde hace mucho tiempo, pero realmente no existe una comunicación verdadera con los autenticos nativos del planeta en la que se asienta, a los que llaman Anfitriones. En la ciencia ficción se ha planteado muchas veces el enigma de la comunicación entre diferentes especies, a veces resolviéndolo del todo, a veces enfrentándose a la icapacidad de hacerlo, pero en este encontramos una mezcla de ambas: hay especies con las que han conseguido comunicarse y otras con las que no, entre ellas los anfitriones, de lo que podemos deducir que se nos muestra una visión futurista más parcial, objetiva y sin aires de grandeza. Este es uno de los grandes puntos positivos de la novela, es una continua reflexión sobre el lenguaje y la comunicación: ¿qué es lo que perdemos sin comunicarnos? ¿A qué nos puede llevar un malentendido? ¿El pensamiento y el lenguaje están intrínsecamente ligados? Todos esos temas se debaten en la novela y debo admitir que a mí, personalmente, me parece apasionante la forma en la que Miéville pone estas cuestiones en juego. La novela como tal es una obra de arte verbal por su estilo, pero además conceptualmente está tremendamente trabajada y hace del lenguaje un principio y un final que modela la novela y a sus personajes conforme avanza la trama y lo que conocemos sobre las particularidades de este. No voy a revelar nada sobre el lenguaje de los Anfitriones, porque creo que es mucho más excitante si lo encontráis de primeras en la novela, sin haber leído nada antes, pero recalco que es importantísimo en el desarrollo de la trama y de los personajes.
La protagonista de la novela es Avice Benner Cho, que forma parte de los niños de la Ciudad Embajada (como digresión os comentaré que el sistema de crianza también me ha parecido muy interesante; funciona a través de una crianza comunitaria en la que los cuidadores no son los progenitores biológicos, sino profesionales capacitados para la educación y la crianza de los niños a los que estos llaman "padres", aunque van rotando semanalmente) y a través de esta tenemos una narración a dos tiempos, dos líneas cronológicas: una en la que rememora su infancia en la Ciudad embajada, "el pasado", y otra en la que nos cuenta lo que vendría a ser “el presente” para Avice, cuando se desarrolla el mayor conflicto argumental, que tiene que ver con el lenguaje y con una serie de intrigas políticas, que para eso es la Ciudad embajada, que te mantienen en vilo y se resuelven de manera perfecta, no hay nada precipitado, todo en esta novela está muy bien planteado y organizado para responder a un sentido total. Miéville tiene una gran capacidad narrativa, sobre todo si tenemos en cuenta la disposición de los capítulos, las digresiones, las tramas secundarias que se observan en la novela y su compleja distribución que le da al lector la información a modo de cuentagotas.

También destaco la construcción del personaje principal, quizá los demás personajes estén algo menos trabajados, son más planos, pero la protagonista es ambigua, gris, con muchos matices. Es más que un personaje, es humana, y a lo largo de la obra ella se presenta de forma sincera y descarnada, sin ocultar aspectos negativos de su carácter.
Otro punto positivo que es necesario destacar es que la novela requiere constantemente de un lector activo, al estilo cortazariano, un lector que reflexione y que no pretenda que le den la trama mascada y digerida, la confusión forma parte de la catarsis literaria. Las continuas hipótesis y los planteamientos que crecen en la mente del lector ayudan a crear y a configurar la obra y son necesarias para que esta de lo mejor de sí.

Creo que ya ha quedado claro que el libro me ha encantado y sin duda me parece una joya que no debes dejar escapar, sobre todo si ya eres un aficionado de la ciencia ficción, aunque la recomiendo a todo tipo de lector. Eso sí, si nunca has leído nada de este estilo, incluso de ciencia ficción en general, recomendaría ir con la mente abierta y teniendo en cuenta sus peculiaridades y su experimentalismo.
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