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Cuando salió a la luz que este libro iba a ser publicado, hubo todo tipo de opiniones, pero la mayoría coincidía en que era simplemente para sacar más dinero y que la autora en realidad no tenía nada nuevo que contarnos, porque esta novela narra lo mismo que Crepúsculo, pero desde el punto de vista de Edward. Que por cierto, antes de leer este libro, os recomiendo que leáis toda la saga Crepúsculo, porque este lo considero más como un complemento para los fans, en el sentido de que, al menos yo, siempre he tenido curiosidad por saber qué se le pasaba por la cabeza a Edward con todo lo que estaba sucediendo. El caso es que yo no había decidido si leerlo o no, este libro me generaba sentimientos encontrados, pero me apunté a un sorteo que organizaba Fnac y me dije que si lo ganaba pues lo leería. Y el destino habló, porque fui una de las ganadoras del sorteo, así que el libro se me puso a tiro. Ahora que lo he leído, puedo decir que seguramente sea cierto que la autora lo haya terminado de escribir porque era su espinita clavada y también para seguir obteniendo beneficios a costa de una saga que tuvo un gran boom en su momento, pero desmiento la creencia de que no cuenta nada nuevo. Sol de medianoche sí que nos presenta nuevas situaciones, diálogos y pensamientos y solo por eso ha merecido la pena, puesto que Edward fue uno de mis amores literarios y ha sido genial conocer más de él y su familia. Los sucesos que vivimos están a la par con lo que sucede en Crepúsculo, pero claro, no todo es igual. Aquí sabemos adónde va Edward cuando no está con Bella, conversaciones con su familia, qué lugar visita cuando se marcha después de la desastrosa primera clase de biología... Además, al final del libro, lo vivido por Edward es completamente diferente a lo que hace Bella, por lo que tenemos nuevo contenido, sí señor. Me ha gustado ver a Edward en todo su esplendor y saber lo que pensaba en todo momento. Ese dilema interno que tiene, como se considera un monstruo y la primera vez que huele a Bella, esas ganas de someterla y beber su sangre. Porque sí, chicos, mientras que Bella al principio simplemente pensaba que no le caía bien a Edward y que era grosero con ella, él estaba luchando contra sus ganas de matarla. Podemos sentir su quemazón y sufrimiento, el autocontrol que requiere para él el situarse al lado de ella y también sus comidas de cabeza, ya que no para de preguntarse qué pasaría si cediera a sus instintos, el peligro en el que pondría a su familia, que tendría que trasladarse a otro lugar, etc. Ese quiero una cosa, pero mi cuerpo me pide otra, es un sufrimiento constante para él. Además, gracias al don de Edward de leer mentes, podemos percibir cosas de las que antes no teníamos ni idea. Por ejemplo, él se comunica con su familia normalmente leyéndoles la mente; también suele hurgar en los pensamientos de los alumnos del instituto para saber qué piensan de él o sobre Bella, sabe lo que piensan James, Laurent y Victoria la primera vez que se ven... y me resultó muy curioso que no pudiera leer con claridad los pensamientos de Charlie (el padre de Bella), eso explica por qué no puede saber en absoluto qué piensa ella y también la habilidad de esta en Amanecer. Otra cosa que me ha gustado es que vemos a un Edward más humano, en el sentido de que es detallista, protector está enamorado hasta las trancas y quiere ser la mejor versión de sí mismo para la persona a la que quiere, mientras que desde el punto de vista de Bella él es simplemente perfecto y hace todo bien, cosa que en este libro descubrimos que no es así. Pone muchas cosas en riesgo, a veces es egoísta y bueno, eso de ir a ver dormir a la gente es un poco siniestro, pero es un personaje que me gusta. Además, si en Crepúsculo a mí Bella no me gustó, porque me parecía que trataba fatal a sus amigos y era un poco pedante, en Sol de medianoche Edward me ha hecho quererla. Y es que a sus ojos Bella es preciosa, generosa, amable, inteligente y la admira y venera. Y la ve frágil no porque se crea mejor que ella, sino porque es humana (y bastante torpe, no nos vamos a engañar). Es bonita la forma en la que Stephenie Meyer consiga que queramos a un personaje gracias al amor que siente otro por él. En esta lectura conocemos mucho mejor a los Cullen, una familia que adoro desde que supe de su existencia. Los vemos como Edward los ve: a Rosalie, fría, vanidosa y envidiosa, además de un poco egoísta, pero que tuvo un final de vida humana horrible: a Emmett, bromista, despreocupado y un poco bestia; a Jasper, contenido, protector con Alice y cauteloso, a Alice, con un gran corazón, risueña y cariñosa, de ella me han encantado sus visiones, su apoyo a Edward y sus ganas de conocer a Bella; a Esme, una madre comprensiva y que cuida a los que quiere sin importar lo que deba sacrificar, y a Carlisle, un buen hombre, con fuerza de voluntad y entereza, es el modelo a seguir de Edward. Me ha gustado poder conocer con detalle cómo se toman que Edward se enamore de una humana y las reacciones de cada uno, saber qué papel toman en el "plan" final y demás. La gran pega que le pongo al libro es que, además de contar una historia ya escrita, pero de otra manera, el libro se me ha hecho largo. al principio estaba muy enganchada, pero luego se me hizo bastante cuesta arriba, porque Edward le da mil vueltas a todo, se repite una y otra vez lo mismo, analiza con detalle todo lo que ve y me pareció mucha información contada a un ritmo bastante pausado, lo que provocó que a veces me costara coger el libro para continuarlo. Enlace: https://adictaloslibros.blog.. |
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