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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
29 March 2022
Cinder sigue huyendo de la cruel reina Levana, pero ya no está sola. Después de seguir la pista de Michelle Benoit, una antigua piloto militar que la rescató cuando era pequeña y la ocultó a los ojos del mundo para que nadie supiera que la princesa Selene había sobrevivido, se topó con su nieta, Scarlet, y con su acompañante Lobo, un antiguo soldado lunar modificado genéticamente. Ahora junto a ellos dos y el capitán Thorne, quien ayudó a Cinder a escapar de la cárcel, tienen que planear cuidadosamente su siguiente paso en su disparatada y casi imposible misión de evitar que Levana se case con Kai para convertirse en emperatriz de la Mancomunidad y controlar no solo la Luna, sino también la Tierra. La suerte estará de su parte cuando Cress contacte nuevamente con ellos. Cress es una hacker experta que fue encarcelada en un satélite por Sybil, una taumaturga de confianza de Levana, para que sus habilidades sirvieran a la reina y su causa. Sin embargo, tras siete años espiando e interceptando comunicaciones para ella, se ha enamorado de la Tierra y de su cultura, por lo que se niega a contribuir a los planes de Levana y decide ponerse de parte de Cinder. Es por esto que Cinder y el resto de tripulantes de la Rampion aceptan rescatar a Cress del satélite para que se una a ellos y así tener a una aliada más entre sus escasas filas. No obstante, el rescate no sale como lo planearon: Thorne y Cress terminan atrapados en mitad del desierto, Scarlet es secuestrada por Sybil y Lobo queda tan malherido que Cinder se ve obligada a abandonar el espacio y regresar a la Tierra, aun sabiendo el peligro que conlleva. Cada uno de ellos deberá lidiar con sus propias batallas antes de poder reencontrarse y ejecutar un plan para desbaratar las maquinaciones de la reina.

Crónicas Lunares va de camino a convertirse en una de mis sagas de fantasía-ciencia ficción favoritas. El primer libro, Cinder, me fascinó incluso después de releerlo años después. Scarlet para mí bajó un poco el nivel porque la trama principal y su protagonista no me entusiasmaron demasiado en comparación con el primero. Cress no solo ha remontado el libro anterior, sino que ha dejado el listón altísimo y, por ahora, es mi favorito de los tres que han sido publicados en España, lo que hace que mis expectativas con respecto al último sean estratosféricas.

En Cress, Marissa Meyer nos trae un retelling de Rapunzel (recordemos que cada libro de esta tetralogía tiene sus cimientos en un cuento clásico). Cress es una joven que lleva desde los doce años atrapada en un satélite que lleva siete en órbita. Es un cascarón, es decir, una lunar que no puede ser controlada por los poderes mentales (bioelectricidad) de su raza, por lo que es despreciada al igual que el resto de niños que nacen así. No obstante, gracias a sus increíbles habilidades como hacker, Sybil, la taumaturga de confianza de la reina Levana (los taumaturgos son una especie de guardia personal) convence a esta de que Cress puede ser de utilidad por lo que la recluyen en el satélite y le encargan espiar las comunicaciones de la Tierra y otra serie de tareas relacionadas con la ciberseguridad. Desde que Cinder escapó de prisión, la prioridad de Levana y, por tanto, de la propia Cress, es encontrarla para poder matarla, ya que no solo se ha descubierto que era una lunar afincada en la Mancomunidad (algo prohibido por ley), sino que existen sospechas de que Cinder pueda ser la princesa perdida Selene, la heredera original del trono lunar que fue supuestamente asesinada por Levana para usurpárselo. Pero cuanto más se empapa Cress de la cultura de la Tierra y cuanto más conoce la historia de Cinder, más convencida está de la crueldad de su reina y de que ella no quiere contribuir al sometimiento de los seres humanos, por lo que decide contactar en secreto con Cinder para ayudarla en su misión de derrotar a Levana. Será en uno de estos contactos en el que Cinder y sus nuevos compañeros (Thorne, Scarlet y Lobo) acudan a rescatar a Cress de las garras lunares para que se una a ellos y así puedan usar sus habilidades como hacker a su favor. Pero el rescate no sale como lo habían planeado y la tripulación de la Rampion tiene que separarse. Scarlet será secuestrada por Sybil, Cress y Thorne acabarán atrapados en el satélite en caída libre y Lobo termina tan malherido que Cinder no tiene más remedio que huir sin sus amigos y viajar hasta África en un intento desesperado por encontrar al doctor Erland para que le ayude a curarle, aun sabiendo que su regreso a la Tierra puede ser muy peligroso dado que es una criminal buscada internacionalmente.

Esta separación permite a la autora aunar diferentes tramas y, por lo tanto, diferentes puntos de vista. Cress y Thorne se verán obligados a realizar una travesía nada agradable a través del Sáhara. Cress, al igual que Rapunzel, nunca ha visto el mundo más allá de la ventana de su satélite, por lo que para ella todo es nuevo y digno de admiración. Me ha encantado su ingenuidad, inocencia, dulzura y asombro por todo lo que le rodea, así como también su fortaleza y determinación. Además, me encanta que esté obsesionada con Thorne tras haber buscado información sobre él y haberse hecho una imagen totalmente errónea del capitán donde lo imagina como un verdadero príncipe azul. Por supuesto, durante el viaje descubrirá su verdadera personalidad: sarcástico, egocéntrico y ligón. Pero también descubrirá otras facetas suyas que oculta tras esa fachada de malote mujeriego. Sus capítulos han sido mis favoritos no solo por la introducción del personaje de Cress, mi chica favorita junto con Cinder, sino porque también sabemos mucho más sobre Thorne y no he podido evitar enamorarme de él al igual que la hacker. Asimismo, me parece que la pareja que hacen ambos es preciosa y estoy deseando saber cómo se desarrolla el romance entre ellos porque me vuelven loca. Los capítulos de Scarlet han sido los menos numerosos y también los menos interesantes porque aunque transcurren en la Luna y tener un escenario diferente y desconocido hasta el momento me tenía intrigada, apenas pasa nada relevante excepto en las últimas páginas. En cuanto a Cinder, podemos palpar su estrés a través de las páginas, la culpabilidad que siente por haber abandonado a sus amigos, aún cuando no podía hacer otra cosa al respecto, y la presión por saber que ella es la única que puede derrocar a Levana, un enemigo temible y poderoso. La responsabilidad que recae sobre sus hombros es enorme y aún así no puede permitirse mostrar ningún signo de debilidad y debe estar siempre serena y segura de lo que hace porque todo el mundo confía en ella y en sus aptitudes, lo que hará todavía más difícil su tarea. Lo mismo sucede con Kai que, tras haber aceptado el matrimonio con Levana porque no le quedaba más remedio, su día a día se convertirá en una fuente de ansiedad constante preguntándose si ha hecho lo correcto o si su decisión es lo mejor para su pueblo. Sin duda, Marissa Meyer tiene una gran capacidad para conseguir que el lector empatice con sus personajes y capte a la perfección sus sentimientos y emociones, permitiéndonos ponernos en su piel. He sufrido mucho con sus personajes, me he emocionado cuando ellos se emocionaban y me he enamorado en las escenas románticas.

La trama se va tornando más compleja en cada libro y aunque aquí por fin vamos desenredando ciertos hilos y Meyer nos deleita con algunos descubrimientos sorprendentes, se nota que todavía queda mucho por descubrir y muchos secretos que resolver. Pese a ser el más grueso de los tres, apenas me duró un par de tardes. El ritmo de la novela es muy ágil, trepidante y adictivo y te vas bebiendo los capítulos sin apenas notarlo. En ningún momento la trama se hace pesada ni repetitiva, ni siquiera durante el viaje de Thorne y Cress por el desierto que transcurre a lo largo de gran parte del libro. Si bien es verdad que, al igual que con Cinder, la acción se concentra en las últimas doscientas páginas, eso no significa en absoluto que la primera parte se haga lenta o carezca de interés, puesto que la autora sabe muy bien cómo mantener al lector pegado a sus páginas. Además, esas primeras trescientas páginas nos sirve sobre todo para introducirnos al personaje de Cress, sus sueños, anhelos, inquietudes, preocupaciones, y para explorar mucho mejor a Thorne, que, aunque ya fue introducido en el libro anterior, no tuvo tanto peso protagónico como en esta tercera parte. El final, como viene siendo habitual, es sorprendente y sin duda promete que el libro que cierre la tetralogía se viene fuerte, por lo que no puedo esperar a que Hidra lo publique.

Crónicas Lunares es un tetralogía que está a un libro de convertirse en una de mis favoritas. Cress ha sido para mí el mejor libro de los hasta ahora publicados en español y aunque es complicado que el cuarto supere lo mucho que me ha gustado este, tengo las expectativas altísimas porque sé que Marissa Meyer nos va a dar un final que esté a la altura de la historia. Cress como una de las nuevas incorporaciones al elenco de personajes es increíble y el argumento de esta tercera parte ha hecho que devorara el libro en apenas un par de tardes. Esperaré Winter con verdadero entusiasmo.
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