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Crítica de Lawerson


Lawerson
02 February 2020
Ace Anarchy sigue vivo. Pero su poder, aquel que sumió en caos a toda una ciudad, lleva tiempo desvaneciéndose. Para Nova, devolverle a su tío aquello que podrían darle a los Anarquistas la fuerza que tanto necesitan para llevar a cabo su plan es lo que más ansia ahora mismo, y pertenecer a los Renegados puede suponer una gran ventaja. Su infiltración ha salido mejor de lo que esperaba. Se ha ganado un grupo, todo el mundo confía en ella y, sin saberlo, el cuartel la ha acercado a lo que siempre se ha mantenido encerrado bajo una alta protección y que ahora necesita. El casco de Ace. Con él, su poder regresará. Y, con ello, los Anarquistas se levantarán una vez más. Sin embargo, Nova no estaba preparada para algo, sentir y construir lazos con sus compañeros. Sus amigos. Y, sobre todo, está confusa con Adrian, quien ya ha demostrado sentir algo por ella. A pesar de sus negativas, Nova no puede evitar que su conexión con Adrian crezca y, quizás, podría utilizar eso para hacerse con el casco de Ace. No obstante, pensar en esa traición le duele, no sólo a Adrian, un chico que siempre ha estado a su lado, que siempre le ha dado sonrisas, que siempre la ha escuchado y entendido. Que ha confiado en ella. Nova sabe que los Renegados han de ser destruidos, más ahora que una nueva arma impensable crece, pero tomar elecciones no es tan sencillo como piensa y, pronto, Nova tendrá que decidir qué es lo que realmente le importa... Y quiere salvar.

Renegados fue una de mis mejores lecturas del año pasado. Disfruté mucho de la primera parte de esta trilogía, donde los superhéroes y superheroínas vuelven a ser los protagonistas, y donde los villanos tienen un papel que pocas veces se ha llegado a ver dentro de la literatura. Ya lo dije, la lectura de Renegados me pilló en mi depresión post Infinity War, y me conquistó completamente. Rellenó ese hueco que se me quedó tras ver la película de Los Vengadores y adoré conocer nuevos personajes, nuevos poderes, meterme en nuevas misiones y peligros, y ver dos perspectivas diferentes. Archienemigos llegaba con una difícil y complicada meta: colocarse a la altura de Renegados. Y, aunque sigo disfrutando de esta historia, este segundo libro no ha logrando alcanzar ese puesto.

Archienemigos da su pistoletazo de salida poco después de los últimos acontecimientos de Renegados, donde vimos que Ace ha estado escondido todo este tiempo intentando recuperarse de la derrota, a punto de poner en marcha el último empujón que su plan necesita. El libro, como segunda parte, tiene un comienzo fuerte, muy de la línea de lo que fue Renegados. Unas primeras páginas que nos meten de lleno, de manera rápida, eficaz y directa, en una persecución donde el trabajo de los Renegados y los poderes de algunos de sus miembros van a estar presentes por todos lados. Entre dibujos que cobran vida, saltos imposibles, armas de sangre, y muchas mariposas monarca, pronto comenzará la acción y uno de los argumentos principales sobre los que la historia de esta continuación va a estar caminando, una persecución de infarto, complicada, emocionante, adictiva y que no va a terminar pronto, plagada ya de momentos tensos y de auténtico peligro, donde poco a poco se empiezan a vislumbrar algunos de los problemas principales que los Renegados van a tener que resolver de ahí en adelante, estando de manera temprana enganchados al libro y sin habernos dado cuenta. Sin embargo, y aunque Archienemigos comience con esta fuerza implacable, lo que viene después de todo esto muestra que va a ser más un libro de transición y de desarrollar de manera más profunda algunos aspectos de la historia, dando la sensación de avanzar poco en la trama, más que otra cosa. La adrenalina inicial sigue permanente, pero se va a ir difuminando poco a poco a medida que vamos pasando las páginas para dar paso a una trama mucho más social y personal, donde regresa de nuevo el tema ético y moral para hacernos reflexionar sobre lo que supone realmente ser un héroe o villano. Es por eso que, prácticamente toda la mitad del libro, va a tener un ritmo más lineal y más lento en comparación con todo lo que pudimos vivir en Renegados.

Es un libro diferente, con un estilo que de vez en cuando sigue la estela del primer libro, pero que está escrito para otro propósito. Y son en estas páginas donde más se va a notar la decisión que se tomó de manera precipitada de escribir una trilogía y no una bilogía, como Marissa Meyer tenía pensado hacer desde un principio. Alargar de esa manera una historia que podría haber funcionado perfectamente en dos libros, ha provocado que este segundo se quedara más flojo y más de relleno en comparación con lo que podría haber sido. Es por eso que en estos capítulos no vamos a ver gran cosa. Son escenas donde los personajes, su desarrollo, su profundización y su manera de pensar y de sentir va a ser lo primordial. Los cambios, las nuevas decisiones, las inseguridades, las traiciones, las sospechas y el romance, Meyer utiliza estas páginas para liar un poco la historia hacia todo esto. No por ello la lectura va a ser aburrida, creo que la autora es inteligente y juega con muchos aspectos que le dan vida al libro y con las que consigue que sigamos pendiente y enganchados a él. Pero se ha notado que ha hecho todo lo posible por alargar la trama. Aún así, y como acabo de mencionar, hay pequeños giros argumentales muy bien planteados, y muy bien puestos, para cambiar algo el aire que se respira; aparece algo inesperado, peligroso, horrible, que va a seguir tocando el tema de ser héroe y ser villano y que aporta un nuevo interés dentro de la lectura; la misión de Nova va a aportar ese tono de emoción que se ha ido perdiendo desde las primeras páginas. Como veis, esta mitad del libro tiene cosas y, si bien algunas se van a notar más que otras, son sucesos suficientes para que no nos despeguemos del libro. ¿Esto va a ser así hasta el final? En absoluto. El final de Archienemigos recoge todo lo que se ha vivido antes para volver a despertar un ritmo de infarto, rápido, plagado de acción, el regreso de esa fuerza inicial que también explota en los últimos compases de la novela. Vamos a ser testigos de un sin fin de actos y consecuencias, de peleas, con superpoderes de un lado para otro, el movimiento final de los planes que se han ido gestando en estos dos libros, todo aquello que vuelve a darle al libro un estilo rápido, directo, dinámico y con unas líneas finales que ya se preparan a lo grande para el tercer y último libro que está por venir.

Una de las cosas que más me han gustado de Archienemigos es que ha sido un libro que ha sabido salir del paso. Que, aunque la historia que nos da no es tan impactante como la de Renegados, aporta cosas propias que han sabido sorprender y llamar la atención. Algo de esto va a ser aquello que vuelva a retomar lo que ya he dicho, el tema de lo que realmente te hace ser un héroe o un villano. La corrupción dentro de un sistema que, desde fuera, parece idílico y perfecto pero que, en realidad, empieza a estar podrido. Aunque puede que sea un tema masticado anteriormente en diferentes lugares, me sigue gustando ahondar en todo esto, en pensar en los actos de los demás para que te metan dentro de un saco o de otro. Lo que es justo, o lo que es injusto. Lo que está bien o mal. Las diferentes opiniones y visiones que se pueden tener, los cambios que se provocan. Archienemigos tiene un enfoque más social y más crítico que Renegados, y me ha parecido un acierto enfocar parte de la trama hacia aquí. Creo que lo convierte todo más humano, con todas sus características. Sus defectos, sus fallos, su fealdad, quitando esa máscara que se le ha puesto, en este caso, a un grupo de personas con habilidades especiales que llegan a ser los ídolos de otra gente, que son tomados como ejemplo, aceptados y seguidos, acatando sus leyes cuando, quizás, esas leyes no son tan positivas ni tan beneficiosas como se piensa.

Sin embargo, Archienemigos sigue arrastrando algo que ya se vio en Renegados y que sigue sin parecerme realista: la falta de lógica ante algunas situaciones, pistas o revelaciones. Es algo que me ha chirriado desde el principio, eso de tener delante de tu cara incluso la respuesta o el resultado, un nombre y la verdad, y no ser capaz de verlo. En Renegados hay varias situaciones así, pero es que en Archienemigos se ha notado mucho más. Eso de que Nova sea una infiltrada que se va dejando migajas por todos lados y que nadie, ni siquiera aquellos que más cercanos son a ellas o aquellos que son más inteligentes para sumar dos más dos, puedan descubrir su verdad. Hay numerosas escenas en Archienemigos que están gritando que esa persona es tal superhéroe misterioso o que aquella es justamente lo que llevas años y años persiguiendo. Y se hace muy surrealista porque hay personajes que te lo están diciendo en la cara y, en lugar de pensar en la respuesta más clara, se van a otra cosa que no tiene sentido para seguir en la incertidumbre. Quizás es porque nosotros, desde el principio, sabemos quién es quién y qué papel desempeña cada personaje, pero es que carecen de lógica muchas cosas, conversaciones y nombres que aparecen justo por esto.

Aún así, Archienemigos es una segunda parte que, a pesar de haber sido escrita finalmente de manera completamente diferente a lo que se tenía pensado en un principio, ha sabido ser un libro con personalidad, con esencia propia y que sigue aportando una trama que sabe caminar sobre cosas nuevas. Los personajes se crecen y, aunque la acción es más pausada y no llega a la intensidad que tuvimos en Renegados, el tema social con el que se presenta ha conseguido salvar una continuación que podría haberse quedado sin ningún tipo de superpoder.
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