Terminé este libro hace unas semanas, y hasta hoy no me visto inspirada para hablar de él. Desde que salió publicado, lo puse en mi lista de pendientes, a pesar de que no había leído ninguna de las obras de la autora. Una vez comencé con él, me envolvió una atmósfera triste, desolada e incluso, en ocasiones, angustiante. La autora logra recrear el entorno y te introduce en él de una forma fascinante. La historia empieza cuando la protagonista, traductora de profesión, decide trasladarse a un pueblo aislado y alquilar una casa para poder trabajar en su último encargo de forma tranquila y sin estrés. Lo que en un principio parece que va a ser un cambio a mejor para ella, poco a poco, se trasforma hasta que su vida se ve influida por los vecinos y el ambiente. Desde el propietario de la casa (que te crea una total repulsión), hasta el vecino "hippie" y la dependienta de la tienda, hace que su vida se vea totalmente trastocada e insufrible. Y que salga a la luz una parte de su personalidad hasta ahora desconocida para ella. Me ha gustado el libro (aunque no tanto cómo esperaba), y creo que probaré a leer alguna de sus anteriores obras. |