Cicatriz

Mi exhaustividad no era buena, pero tu liviandad tampoco. Ambas se acercan bastante a lo que podría llamarse problema mental.

Ya sabes: echar de menos un instante es echar de menos a aquel que éramos entonces.

Me cuesta darle consistencia de persona real. Más bien lo sentía como un personaje; yo misma actuaba como un personaje. Creía en lo que me decía como se cree en lo que dice un personaje, en otro plano diferente al de la vida...Y yo misma lo prefería así.

No hay forma más placentera de concebir una fantasía que saber que su realización es imposible.

Se da cuenta de que el foco de atracción radicaba justo en ese rechazo: el coqueteo con lo antagónico.

¿Se es más puro sólo por no hacer lo que sí se ha pensado? Cualquiera que piense con cierta profundidad está expuesto a desazonarse.

Hasta que empezó a ser excesivo incluso para mí. Me faltaba energía para corresponderle. Se me quitaron las ganas de escribirle. Dejó de sorprenderme. Y me cansé. Me casé y me cansé.

Siempre me río de los que afirman defender a las minorías, puesto que la primera minoría es el individuo. El grupo apareja inevitablemente un precio moral e intelectual que, una vez que se paga, jamás puede recuperarse. El mal es el grupo en sí. El sentido de pertenencia a un grupo siempre genera violencia.

No pretendía engañar a nadie, piensa ahora. Solo vivir otras vidas. Su curiosidad era -es- demasiado grande para ceñirla a una sola existencia.