Cara de pan

Me dejó esta lectura con sentimientos encontrados porque me costó mucho, muchísimo, entrar en ella, al punto que estuve a punto de abandonarla, principalmente porque no acepté la premisa inicial, y principal: una niña de trece años, y un "viejo" de cincuenta y cuatro se encuentran en un parque e inician una relación,"impropia, incómoda, sospechosa e intolerable".
Con todas las reticencias acepté el golpe, y seguí adelante por lo complejo del tema, por la dificultad de escribir sobre algo tan incorrecto, y ver el enfoque, y a donde me quería llevar Sara Mesa.
A partir de ahí la novela fue toda una sorpresa, y consiguió mi atención máxima hasta el final.
Es un texto osado, y muy atrevido, por lo que cuenta y cómo lo cuenta, y nada más que por eso ya merece la pena leerlo, pese a ese fallo, en mi opinión, de estructura, diría desenfocado, quizás falta de delicadeza, no sé......
Siempre es aconsejable una segunda opinión, y éste libro la requiere....y para eso espero que lo lean.
Leeré algo más de esta autora, sin duda.
La valentía tiene premio 👏👏👏👏👏

Si valorase esta novela como escritor le daría cinco estrellas ⭐⭐⭐⭐⭐ porque Sara Mesa no necesita nada más que un seto y dos personajes (una preadolescente de 13 años y un aficionado a la ornitología y a Nina Simone de 54) para construir una historia dura de las que remueven por dentro.

El uso de una tercera persona que se mete en la cabeza de la niña para que veamos el mundo con sus ojos es magistral y la construcción de Casi y Viejo me ha parecido perfecta. Los diálogos indirectos incrustados en la narración también han provocado mi admiración.

Si valorase esta novela como lector también le daría cinco estrellas ⭐⭐⭐⭐⭐. Por su originalidad y porque esta historia sobre dos pájaros muy diferentes entre sí que deciden esconderse en la misma jaula no está dividida en capítulos, pero lo cierto es que la empecé anoche y un par de horas después la terminé.

Pero suelo decir que antes que escritor soy lector y antes que lector (y que cualquier otra cosa) soy padre y voy a valorar esta novela con solo dos estrellas. Porque como padre la trama me ha incomodado y porque me ha quedado la sensación de que la autora disfraza de amistad algo que en mi opinión no lo es. Ni el lugar, ni las conversaciones, ni algunos hechos que allí se producen, ni sus planes en común entran en lo que yo entiendo por una amistad sana.

En cualquier caso te animo a que leas Cara de pan porque la novela está muy bien escrita, porque sus personajes son tan reales que te harán reflexionar y porque es muy probable que te encante.

A veces la vida se nos hace bola, puede ser cuando nos ha ocurrido una desgracia, pero también porque no sabemos gestionar ciertas pequeñas situaciones y al final, algo que, en principio, a ojos ajenos, es una minucia, para ti se convierte en coronar el Everest.

Algo así le ocurre a Casi, protagonista de ‘Cara de Pan', que ha dejado de ir al instituto y se refugia cada día en un parque donde espera la hora de volver a casa. Allí conocerá a un anciano, que también acude allí a diario, pero por otros motivos.

Sara Mesa narra con enorme sensibilidad una historia pequeña, de esas que suceden en las orillas de los grandes caminos. Tiene casi estructura de cuento o fábula, de esas que nos contaban de pequeños, de los que dos personajes que nada tienen que ver se encuentran, aprenden el uno del otro y que puedes sacar una moraleja. Eso si, poco de infantil y fantasioso tiene ‘Cara de pan', que alude fuerte y directamente a nuestra realidad y sensibilidad. Y es que… todos hemos sido Casi, esa preadolescente sufriente, y (si vivimos lo suficiente) todos seremos el Viejo, restos vivientes de una sociedad que desaparece, con muchos recuerdos, experiencias y achaques.

Reflexiona sobre los prejuicios, la amistad y la soledad, la enfermedad y la familia, removiéndote por dentro. También sobre qué nos lleva a alejarnos de los nuestros cuando nos avergonzamos de uno mismo o de lo pequeños e incompletos que nos sentimos cuando no ‘damos la talla' en la tan asentada concepción de normalidad.

¿Es la novela de mi vida? No. Pero hay que aplaudir lo mucho que hace Sara Mesa con muy poco, apenas dos personajes y un escenario. Y, sobre todo, como magistralmente deja en la ambigüedad ciertos detalles para que cada lector los complete. No me refiero a un final abierto, sino a ciertos aspectos de la trama que pueden entenderse de diferentes formas, incomodando (y mucho) o enterneciendo al lector.

Igual que no conseguí conectar con ‘Un amor', debo decir que con ‘Cara de pan' la autora me ha conquistado

"Cara de pan" de Sara Mesa era una novela que no me llamaba demasiado la atención y de la que tampoco había leído ninguna reseña, pero me animé a leerlo porque vi que era una lectura muy breve y bueno... porque de vez en cuando está bien salir de la zona de confort.

Tengo que confesar que al final el libro me ha gustado más de lo que esperaba, y reconozco que me ha removido y me ha hecho pensar en cómo somos y cómo juzgamos a los demás.

La novela está protagonizada por Casi y por Viejo, así se llaman el uno al otro. Ella tiene "casi" catorce y él cuarenta años más, de ahí que decida llamarlo Viejo. Ambos se encuentran en un parque de su ciudad por casualidad, (tras unos setos fuera de la vista de todo el mundo) pero esa primera casualidad da lugar a encuentros diarios (de lunes a viernes), cuando Casi lo que debería estar haciendo es ir a clase.

A lo largo de la primera parte de la novela (unas tres cuartas partes del libro), el lector irá conociendo un poco más de la vida de los dos a través de sus conversaciones. Casi le contará por qué no le gusta ir a clase, por qué hay una compañera que la llama "Cara de pan", por qué no le gusta trabajar en equipo, por qué sale cada mañana de su casa y en lugar de ir a clase se esconde tras los setos del parque. Viejo por su parte, además de hablarle sobre él mismo, le enseñará todo lo que sabe sobre su dos pasiones: los pájaros y Nina Simone y entre ambos se irá construyendo una relación que de repente me di cuenta de que me parecía bonita, y confieso que al principio no me estaba interesando demasiado, no sabía cómo iba a sostener la autora esta historia y además yo había comenzado a leer dando por hecho que directamente esto iba a ser una relación mucho más física entre una menor y un hombre adulto. ¿Veis lo que decía sobre juzgar?

Mientras leía, pensaba continuamente cuánto tiempo podría durar el engaño de Casi a su familia, cómo podía ausentarse de clase tanto tiempo sin que en su casa se enteraran. Lo que estaba claro es que esos encuentros tenían fecha de caducidad, pero mientras eso no es un problema, poco a poco se van "soltando" y contando más cosas. Ambos son muy diferentes, tanto en edad como en aficiones, pero tienen en común ese deseo de apartarse de los demás, esa sensación de no encajar en las normas establecidas y en compañía van esquivando lo que no les gusta del día a día.

La segunda parte de la novela (el último cuarto de libro más o menos) el tono de la historia cambia. Ya no estarán solos Casi y Viejo y debo decir que la presencia de los nuevos personajes que toman protagonismo y sus reacciones, llegó a molestarme muchísimo, pero lo peor ha sido darme cuenta de que probablemente en su lugar yo hubiera reaccionado de forma muy parecida. Desde la cómoda posición del lector y con toda la información en nuestro poder es muy fácil empatizar con unos personajes u otros, pero si trasladas los hechos a la realidad (y tampoco es tan difícil de imaginar) te das cuenta de, al menos la primera reacción al enterarte de esos "encuentros" no hubiera sido muy amable.

Sinceramente me han gustado mucho los dos personajes protagonistas de la novela. Casi es una niña con muchos complejos, se siente rechazada por los compañeros y ella tampoco parece hacer demasiado por integrarse, también tiene muchas dudas sobre el sexo y todo parece pesarle demasiado. Tengo que reconocer que para tener "casi" catorce años en varios momentos de la lectura me ha resultado demasiado "inocente". Me parece una pasada que una niña/chica de esa edad no sepa que es una violación por ejemplo...

“Aquella expresión, antes y después de su muerte, le impactó más aún que el asunto de la violación en sí, pues ella no tenía muy claro en qué consiste ser violado, y sus conocimientos eran tan borrosos que podía permitirse echarlos a un lado”.
En cuanto a Viejo, tampoco lo ha tenido fácil desde el mismo momento de su nacimiento y ha sentido también en sus carnes el rechazo de los demás, así que se vuelca en sus pasiones, los pájaros y Nina Simone.

Vistos ambos por separado, no parecen ser más que dos personajes (personas) como tantas otras y si ambos tuvieran 14 años o ambos tuvieran 54 no pasaría nada, pero esa "amistad" entre un señor y una niña... ¿cómo creéis que lo ven los demás? ¿CÓMO LO VERÍAMOS los demás? Pues con eso juega la autora, con la ambigüedad y la verdad es que para mí ha hecho un gran trabajo. No solo me ha gustado cómo está escrito el libro, sino todo lo que ha removido dentro de mí.

Empecé la novela con el gesto torcido (señor mayor+jovencita menor) y la he terminado con ganas de darle un abrazo a ese Viejo y a Casi... bueno, lo de Casi no os lo digo.

Enlace: https://bitacorademislectura..

Uff...No. Nononono. Sara Mesa me sorprendió y me sedujo con "Un amor", así que decidí seguir leyendo a la autora y, cuando vi éste, no me lo pensé. Es cierto que ya la sinopsis deja entrever por dónde puede ir la historia, pero a pesar de su maravillosa narrativa, creo que está muy mal planteada.

La idea de dos personas de edades dispares que sienten que no encajan en el mundo es buena. Él, neurodivergente en un mundo lleno de estigmas y barreras. Ella, preadolescente, perdida y sin encontrar su lugar.

Entre ellos surge una conexión, una amistad por esa sensación compartida de no pertenece a ningún sitio, de no encontrar su lugar. Es difícil ya de por sí no estar en tensión por la diferencia de edad, pero la autora consigue más o menos bordear la línea hasta que acaba cruzándola. Y lo hace sin dejar muy claro para qué.

No entiendo para nada qué es lo que pretende transmitir con esta historia, pero hace un mejunje un poco extraño que solo te lleva a sentir rechazo.

Y a pesar de que, como comento, la narrativa es maravillosa, la primera parte no consigue despertar del todo mi interés y la segunda sólo me despierta aversión.

Una pena.

Es muy habitual que esta autora nos deje con una sensación extraña tras la lectura de sus obras. Como he recalcado en multitud de ocasiones, Mesa tiene un estilo muy peculiar y que personalmente me gusta mucho.

Si con “un amor” me quedé con un regusto agridulce, he de decir que “cara de pan” me ha resultado mucho más incómoda. Quizá porque en la primera la protagonista era una mujer adulta y en este caso el personaje principal es una adolescente que entabla una peculiar amistad con un hombre de cincuenta y tantos al que llama “El viejo”.

Ya de por sí la premisa lleva al lector a introducirse sus páginas con cierta desconfianza y reticencia, y aunque el mensaje que probablemente la autora pretende transmitir precisamente quiera romper esos prejuicios, lo cierto es que vivimos en una sociedad en la que seguimos estando muchas veces desprotegid@s, y por tanto, no sé hasta qué punto sería adecuado normalizar la relación que entablan estos dos personajes.

Pero analizada desde el punto de vista literario y como mera ficción, es evidente que Sara Mesa no deja a nadie indiferente. No obstante, me pareció mucho más elaborada e interesante la novela de “un amor”.

En definitiva, como siemore me pasa cuando leo a esta autora, que se ha convertido en una de mis favoritas, las palabras “me ha gustado” no son precisamente las más adecuadas, teniendo en cuenta la desazón que producen sus historias, pero sí que recomiendo acercarse a su estilo narrativo y su obra.

144 páginas.
Año 2018.

"Casi" es una adolescente de casi 14 años. El "Viejo" tiene cuatro veces más edad que ella. Ella no quiere ir al instituto, por eso se esconde cada mañana entre los setos del parque. Él quiere una amiga con la que observar los pájaros.

Y así comienzan los encuentros diarios entre Casi y el Viejo. Creándose una relación que baila entre lo obsesivo, la inocencia y lo extraño.

Es una novela corta, inquietante e incómoda. Con mucha crítica social.

Página tras páginas vas siendo testigo de una relación/amistad que, objetivamente, no debería tener nada de malo, pero que rompe con las convenciones sociales.

Pero tus prejuicios se activan. Y no puedes parar de cancelar esa relación tan poco usual pero inofensiva, al parecer. Te pasas el libro esperando una desgracia. A ratos empatizas con el viejo, le ves inocente, a ratos piensas que es Casi la que le provoca. al final del libro te molesta la injusticia. Pero también la entiendes.

Es un libro que habla de peligros y prejuicios.
Habla de lo difícil que es a veces adaptarse a la sociedad y a la vida adulta.
Habla de como tu edad influye en lo que socialmente puedes hacer y lo que no. En lo que está bien o mal visto. En quien debe formar parte de tu entorno o no.

Puntuación: 7,5/10

Fue mi primer libro de la autora. Cómo no la conocía, me sorprendió mucho su forma de narrar y lo original de la temática. Me hizo tener muchas emociones, buenas y malas, y eso siempre sube mi puntuación. Te lo recomiendo si te apetece leer algo muy diferente y reflexionar sobre las relaciones humanas.

A unos se les antoja una historia impropia, incómoda, dura, incorrecta, sospechosa, intolerable, antinatural… A otros les fascina la osadía y el atrevimiento de la autora, que a partir de un hilo argumental sencillo y con un gran dominio del tempo y el ritmo, nos presenta una historia ambigua y amoral protagonizada por un adulto de 54 años y una adolescente de casi 14 años. Pero el motivo del “viejo” y la niña posee, de hecho, una larga tradición literaria, pasando por la “Lolita” de Nabokov o por la niña Mick de “El corazón es un cazador solitario” de Carson McCullers, entre otros ejemplos.
En “Cara de pan”, publicada en el 2018, Sara Mesa desarrolla un argumento que ya había explorado previamente en uno de sus cuentos. En “A contrapelo”. Pero en la novela Sara Mesa se extiende para abordar temas como la soledad, la diferencia, la singularidad, el aislamiento, la necesidad de comunicación, el bullying. de hecho es un bullying solapado lo que da título a la novela, ese mote de “cara de pan” que ataca de forma tan sutil la identidad de una persona, de una vida que a penas está comenzando a resurgir.
En “Cara de pan” la autora sevillana nacida en Madrid crea un microcosmos narrativo alrededor de dos únicos personajes, dos enfoques diferentes y contrastados, dos enfoques que navegan entre la nitidez y la oscuridad, dos enfoques que se diversifican en la segunda parte para mostrar la realidad desde ángulos inesperados.
La historia de Mesa es toda una crítica a los estereotipos que habla de la destrucción de la pureza y de la inocencia a manos de la sociedad, obligándote a revisar los prejuicios y todas las ideas preconcebidas.
En “Cara de pan” es el protagonista adulto, etiquetado por la sociedad como retrasado o loco, dada su singularidad, el que sale malparado. Su diferencia le conduce a la búsqueda de la soledad, a refugiarse en la observación de las aves y a identificarse con una canción de Nina Simone titulada “Blackbird”.
El adulto y la adolescente se ven impelidos así, por su propia autoexclusión a encontrarse y de ese encuentro nace una relación de amistad imposible y condenada por las miradas externas llenas de sospechas, que solo ven posibles perversiones y tácticas depredadoras.

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Sara Mesa lo ha vuelto a hacer. O, mejor dicho, lo volvió a hacer en 2018 con la publicación de esta pequeña novela turbia y perturbadora.

Es el cuarto libro que leo de Mesa y, por tanto, ya vislumbro ciertos parecidos entre algunos de los personajes de los diferentes libros y en su forma de escribir, lo que no me parece en ningún momento un punto negativo.

En esta ocasión, nos habla del encuentro entre una adolescente, Casi, y un hombre mayor, al que llamará el Viejo. Seguro que más de uno ya pensará con estos elementos lo que va a pasar. Pero se equivoca. O al menos se equivoca un poco. Precisamente porque uno de los talentos de Sara Mesa es el de crear zonas oscuras, sin palabras, donde la imaginación rellena los huecos que la prosa ofrece humildemente para este fin. Zonas donde, además, el orden lógico de los actos se invierte y quien parece la víctima es el verdugo.

Es una novela que puede ser realmente incómoda si nos dejamos llevar por esa premisa de “hombre mayor se aprovecha de una chica joven”. Y en ciertos momentos sí que puede parecerlo, pero la versión de los hechos que se nos muestra está en cierto modo adulterada: será una voz en tercera persona la que nos desgrana los pensamientos de la adolescente, unos pensamientos que no parten siempre desde la inocencia y que nos harán conocer la psicología de una relación extraña, desde luego mal vista desde el principio del libro.

Lo que empezó como un encuentro casual en un parque, se convertirá en una rutina diaria donde ambos personajes compartirán daños y excentricidades, donde poco a poco iremos conociendo cómo avanza su relación y cómo, finalmente, el silencio premeditado hará más daño que la palabra.

No es una historia que quizá vaya a ser recordada durante mucho tiempo, porque no tiene nada de especial más allá de revertir el lado del espejo en el que juzgamos las relaciones que en principio no son adecuadas. Pero tal y como me ocurrió con su novela Cicatriz, no he tardado apenas ni un día en leerla.

La especialidad de Mesa son los personajes ambiguos con rasgos obsesivos y esto es suficiente para querer seguir leyendo hasta el final.

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Me es muy difícil reseñar ‘Cara de pan'. al igual que ‘Un amor' es una novela donde reina la ambigüedad y la sutileza; de esas historias sencillas donde parece que no pasa nada pero donde se está diciendo todo sin expresarlo explícitamente. Es complicado explicarlo, si habéis leído a Sara con suerte sois de los míos y entendéis el estado de ensimismamiento en el que me dejan sus libros.

‘Cara de pan' es un encuentro entre Casi, una niña de casi catorce años que se niega a ir al colegio, y Viejo, un adulto de muchos más enamorado de los pájaros y de Nina Simone. Ambos personajes son muy singulares, algo ya habitual en las novelas de la autora. Tienen mucho en común y desde el principio forjan una extraña conexión pese a esa diferencia de edad. La autora nos presenta así una relación incómoda a primera vista y llena de prejuicios por naturaleza y hace así una crítica a la sociedad en la que vivimos donde muchas veces se dan por sentadas ciertas cosas sin pararse a comprenderlas y analizarlas adecuadamente.

La pluma de Sara vuelve a arrojar luz en entornos embarazosos y opresivos, y consigue concentrar en pocas páginas y con mucha habilidad su fascinación por los personajes “raros”. La pondría un escalón por debajo de ‘Un amor' ya que creo que en esta última perfecciona al 100% el brillante estilo que aquí encuentro, pero vuelve a dejarme un poso tremendo. Nunca me cansaré de recomendar a esta autora.