La fórmula de Dios

Novela científica que gira en torno a la Fórmula de Dios, teoría planteada por Einstein, y que abre las puertas al mundo lógico y matemático de la realidad en la que vivimos y de la que no somos conscientes a simple vista. Me ha gustado porque trata cuestiones complejas sobre matemáticas explicadas de manera comprensible para los que no estamos habituados al tema, entrelazando algunas partes con ideas más psicológicas, como la existencia del alma o las creencias religiosas, desde puntos de vista diferentes a los tradicionales. Uno de los capítulos más interesantes para mí fue la relación de la Creación bíblica en siete días, con la formación del Universo en millones de años, puesto que enseña que todo tiene algo de razón y, como suele ocurrir, nada es blanco o negro completamente. Sin duda, hace reflexionar sobre la vida y el universo. Por supuesto, incluir tantas explicaciones científicas en una novela de intriga, hace que tenga algunas partes soporíferas, bastante tediosas de leer; para mí, la conversación en el Tíbet como el monje Tenzing fue insufrible. Como punto que no me ha gustado nada en esta novela, en la que buscaba conocimiento, es que a mitad de la trama surja una historia de amor, demasiado forzada e impersonal, entre el historiador y la científica iraní. Hubiera preferido que el autor se ahorrara esta parte y le pusiera más empeño a la acción.

Si te apasionan las curiosidades científicas, debes de leer esta novela intrépida, misteriosa y alucinante. Con las novelas grandes, esas que tienen mínimo 500 páginas, siempre pasa que sobran líneas y párrafos. Con esta no es así. Las acciones ocurren como deben de ocurrir, sin rellenos, al grano que se dice. Cuando acabes el libro siempre te acordaras de la figura de Einstein, y cambiaras tu manera de pensar sobre el universo. Parece que se mete en temas religiosos, pero, al contrario, cuando lo leas comprenderás que la religión no importa, solo la forma de observar las cosas.