La venganza de Oinc

Cuando llegó a mis manos este libro he de reconocer que no me lo esperaba así y me ha sorprendido: siempre que pienso en literatura infantil me vienen a la cabeza historias almibaradas, un poquito ñoñas, donde el bien siempre triunfa y la familia y los amigos son buenos buenísimos. Pues bien, esta historia es pelín escatológica, donde hay mentira y maldad dentro de la familia de la prota.
Una niña, acompañada siempre de su amigo, recibe la visita inesperada del abuelo de su madre, antiguo carnicero emigrado hace años, que le regala por "error" para su cumple un cerdito como mascota, justo días antes de un concurso de salchichas.
A partir de ahí, y aunque es una historia muy sencilla, mantiene la intriga hasta el último momento y no sabes quién es el "malo" hasta el final, aunque eso sí, es un final no apto para estómagos remilgados.
El libro es tierno y divertido, ideal para leerselo a los peques, con momentos cochinetes, de esos que hacen reír a los niños, pero con su parte de realidad que lo hace perfecto para que vayan abriendo los ojos al mundo, además apoya el texto con unas ilustraciones muy divertidas.
Absolutamente recomendable, ideal para familias vegetarianas.

Aunque cada vez hay más veganos y vegetarianos, todavía quedan muchos amantes de la carne. Si le preguntas a uno de ellos, seguro que te dirá que le gustan las salchichas. Las salchichas son tan populares que incluso hay concursos donde se premian las mejores. Lo que tal vez no imaginéis es que en ellos la competición pueda ser feroz. Así, con concursos de salchichas y carniceros dispuestos a ganarlos a toda costa, es como comienza La venganza de Oinc, la novela de Tosca Menten ilustrada por Elly Hees de la que hoy hablaremos.
Bette Babs es una niña que vive feliz junto a sus padres, jugando siempre con Tino, su mejor amigo. Un buen día, aparece en la casa el abuelo de mamá, Tuitjes, un hombre al que todos olvidaron cuando se fue a vivir a América. El anciano, un carnicero retirado que en el pasado ganó muchos concursos de salchichas, lleva a su bisnieta a una granja, supuestamente para conseguir un gatito. Una vez allí, se encuentran con que el granjero solo tiene cerditos. Tuitjes convence a Bette Babs para que se lleve uno. Como es lógico, la niña se encariña mucho con el animalito. La cuestión es: ¿por qué el abuelo quiso que se lo quedara? ¿Con qué intenciones ha vuelto de América? ¿No será que quiere participar en el Campeonato de salchichas del siglo para vencer a su eterno rival, el carnicero Smak?
Esta es la historia de un carnicero empeñado en convertirse en el Rey de las salchichas del siglo, una niña inocente amante de los animales y un cerdito que no es nada limpio. El carnicero aparece en casa de sus familiares por sorpresa. Nadie sabe sus verdaderas pretensiones. El lector, sin embargo, sí las intuye: se ven a la legua, por más que intente disimular. ¿Que por qué le regala a su bisnieta un cerdito? Ya os lo podéis imaginar.
Bette Babs, por su parte, es una niña inocente incapaz de creer que su abuelo tenga malas intenciones. Tino y ella se pasarán el día jugando con el cerdito sin llegar a intuir lo que va a pasar. El abuelo les hace creer que el carnicero Smak es su verdadero enemigo. ¿Cuándo se descubrirá la verdad?
Todo gira en torno a los concursos de salchichas, a los carniceros, a los cerdos. Los jóvenes lectores se darán cuenta, entre risotada y risotada, de que las salchichas no salen de los árboles, precisamente.
Si bien La venganza de Oinc me ha parecido una obra muy divertida y entretenida con unas ilustraciones impecables, también he de decir que me ha resultado excesivamente escatológica. Sabéis que no suelo remarcar los aspectos negativos de los libros que reseño, pero en este caso creo que es necesario apuntar que esta novela infantil no es acta para estómagos sensibles. ¿Que es real como la vida misma? Eso no hay quien lo niegue. Así que si no te importa hacer frente a los aspectos más marrones de la existencia, o si crees que a los pequeños de tu casa tampoco les importará, no dudes en conseguir un ejemplar de esta interesante novela.
Cristina Monteoliva

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Después de veinticinco años lejos de Holanda, el abuelo Tuitjes regresa de los Estados Unidos para visitar a su familia por un tiempo. Los padres de Bette Babs no entienden nada, pero la niña está encantada porque el abuelo le ha prometido un gatito como regalo de cumpleaños. Sin embargo, a causa de un malentendido el abuelo no tiene otro remedio que regalarle un cerdito. A pesar de que a la madre de Bette Babs le cuesta aceptar un cerdo como mascota, no pasa mucho tiempo hasta que Oinc, el nombre que le ponen al cerdito, logra enamorar a toda la familia a pesar de ser bastante sucio y de romperlo todo. Nada más lejos que hartarse de él, Bette Babs se dedica a bañarlo, pasearlo e incluso lo sube a un columpio, su juego favorito.
Tino, el mejor amigo de Bette, y tía Cristina son los únicos que no se fían un pelo del abuelo Tuitjes y lo vigilan de cerca. Sobre todo Tino, que hace lo posible para descubrir qué guarda el abuelo en las dos enormes maletas que tiene en su habitación. La tía Cristina sabe que el abuelo trabajó como carnicero y que le encantaba rivalizar con sus colegas en un famoso concurso de salchichas para coronarse como el Rey de las salchichas. Y las salchichas se chacen con carne de cerdo, ¿cierto? Aunque cuesta de creer porque el abuelo adora tanto a Oinc como su nieta y por eso insiste mucho en darle la mejor comida, muchos mimos y ejercicio. Es difícil de creer que se lo quiera comer.

Pronto entra en escena el eterno enemigo del abuelo Tuitjes, otro carnicero llamado Smak a quien el abuelo intenta convencer a su nieta que deben mantener a Oinc lejos de él. Después de muchas escenas llenas de humor e ingenio, Bette Babs demostrará de todo lo que es capaz de hacer por su amigo Oinc y también descubrirá quién es realidad su abuelo que recibe la lección de su vida.

Este libro se ha adaptado a la gran pantalla como película de animación con el título de Oink, Oink y ha tenido mucho éxito. Las ilustraciones interiores de Elly Hees son muy divertidas y expresivas. Una historia muy divertida con personajes singulares y un cerdito con mucha personalidad.
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Es un texto ilustrado para mayores de 9 años. Tiene aventuras, misterio y humor escatológico.
Es una novela actual, y ha sido la inspiración para película de animación Oink, Oink dirigida por Mascha Halberstad
Me ha parecido interesante la propuesta de esta autora holandesa que escribe literatura infantil y que es acta para todos los públicos, seas carnívoro o vegano.
Queda claro que las hay salchichas, las tradicionales que salen de la carne de cerdo, de esos lindos animales que se convierten en mascotas de unos, y producción de crianza libre o bajo control.
Se aprende que la carne, o cualquier elemento alimenticio que se consuma, tiene que tener unas características sanitarias porque si no las consecuencias son dañinas. Si te alimentas de algo en mal estado o no procesado, correctamente, puedes enfermar.
También destapan la codicia que poder tener un empresario o en este caso, un carnicero, que engaña a las autoridades y poner en circulación un alimento dañino. Vemos noticias de vez en cuando de comercialización de productos, consiguen un fin de la producción, pero pueden ser perjudiciales para la salud, de ahí que la idea de revisar lo que se come y pensar en el proceso tiene también un componente educativo en la lectura.
La parte lúdica nos ofrece diversión al ir descubriendo quién es el abuelo desconocido de Bette Babs. Junto con su vecino y amigo Tino, los dos muchachos, irán de forma natural teniendo aventuras al hacerse cargo de una mascota.
Me ha parecido desconcertante para mi pensamiento adulto, los familiares malvados, como el desconocido abuelo Tuitjes, o la criticona tía Cristina; gracioso y místico si lo ves como lector infantil, así como cuando el cerdito Oinc nos demuestra que no todo lo que produce el cerdo se aprovecha.
Una batalla entre el carnicero Tuitjes y el cerdito Oinc donde el espachurratocinos tiene como herramienta un papel importante.
Las ilustraciones representan una escena de texto y aportan movimiento.

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