Sin límites

Os traigo mis impresiones de Sin límites, la sexta novela de la serie protagonizada por unos personajes muy peculiares y a los que ya conozco como si fueran mis vecinos de al lado: el inspector de policía Carl Morck, Rose y Assad. Aunque cada novela es autoconclusiva, os recomiendo leerlas en orden para no perder detalle de la relación entre sus protagonistas y la evolución de sus vidas a lo largo de los siete años que llevan trabajando codo con codo, aguantándose como mejor pueden, en esta sección de la policía criminal creada por el gobierno danés para investigar los crímenes sin resolver que fueron archivados hace un tiempo.

Parece ser que hace diecisiete años, Christian Habersaat, un policía que presta servicio en la isla danesa de Borholm, encontró el cadáver de una joven colgando de manera poco natural entre las ramas de un árbol en lo que parecía ser un accidente de circulación con fuga. Para Habersaat la muerte de esta chica no fue un homicidio negligente, ni un caso de atropello con fuga. Fue un asesinato y trató, con todas sus fuerzas, no solo sustentar esta teoría, sino también averiguar la identidad del autor ¿Por qué un agente normal, no de la policía criminal, se obsesionó durante tantos años con aquel caso imposible y que ni siquiera le concernía? Un caso que investigó extraoficialmente, obsesionándose con él y que destrozó su familia, sus amistades y su alegría de vivir. Justo antes de la celebración por su jubilación, el policía se dirige a Carl Morck para pedirle ayuda con este suceso. El Departamento Q es su última esperanza. Esperanza que se volatiliza cuando Carl ignora la petición, porque sigue siendo el tipo holgazán de siempre, que pasa de complicase la vida con una nueva investigación. Finalmente, y tras un terrible suceso, el equipo de Departamento Q se verá obligado a desplazarse hasta la isla de Borholm para hacerse cargo del homicidio.

La investigación arrastrará a Carl, Assad y Rose hasta una extraña secta conocida como la Academia para la Fusión con la Naturaleza, dirigida por un carismático gurú de nombre impronunciable y extrañamente irresistible para las féminas, y en la que están ocurriendo cosas muy extrañas. Esta subtrama, que gira en torno al esoterismo, la astrología y ciertas cuestiones teológicas, se torna densa en ocasiones y su ritmo pasa a ser de lentitud fúnebre. También me ha exasperado que su autor continúe dilatando la verdad sobre el pasado de Assad. Nos revela, a cuentagotas, algunos detalles más sobre el halo misterioso que lo envuelve, pero son insuficientes. En esta nueva entrega también avanzaremos un pasito mas en el caso de la "pistola clavadora", que guarda relación con el intento de asesinato de Carl mientras investigaba cierto delito junto a dos de sus compañeros, donde uno de ellos pereció y otro resultó malherido, ya que aparecen nuevas pistas de las que tirar.

Como en sus anteriores novelas, Jussi Adler-Olsen utiliza el mismo esquema que tan famoso lo ha hecho. Las dos líneas temporales oscilarán constantemente entre el pasado y el presente, pero en un momento dado llegarán a entrelazarse para desembocar en un final correctísimo, donde todas las piezas de un complicado puzle encajarán sin fisura alguna y que va a sorprender a más de uno. El humor socarrón es otro de los ingredientes clave en toda la obra de Jussi Adler-Olsen y que introduce para restar dramatismo a la historia, centrándolo en el personaje de Assad con sus diatribas sobre camellos y las confusiones dialécticas que tiene cada dos por tres.

Una vez más los personajes de Sin límites están perfectamente definidos, sobre todo los tres principales. En esta nueva entrega un atisbo de compasión y de humanidad surgen en el impasible Carl; descubriremos a una Rose que llegará a flaquear y a un Assad que nos conquistará, como en cada novela. Si bien es cierto que la trama no tiene un rimo muy frenético, hará sentir al lector la incertidumbre sobre un caso que obsesionó a un hombre hasta el punto de llegar a perder todo lo que tenía en esta vida.

Sin límites se encuentra dividida en un prólogo muy ambiguo y un total de 53 capítulos en los que se alternan los diferentes hilos argumentales. No cuenta con una trama lineal cronológicamente porque contiene continuos saltos en el tiempo, diluyendo la tensión narrativa, de ahí que su ritmo no sea constante. La novela está escrita con una prosa clara y concisa, y a través de un narrador omnisciente su autor nos va a ir mostrando los diferentes puntos de vista de todos y cada uno de sus personajes.

En resumen, Sin límites es la sexta entrega de la serie Departamento Q. Un thriller de intriga que cuenta con un planteamiento muy original, al igual que el resto de las novelas de esta saga. de entretenida lectura, es ideal para esta época del año y lo recomiendo a los lectores de novela nórdica que aún no conozcan a este autor, porque tiene como protagonistas a unos personajes muy atractivos que lo conquistarán y una trama perfectamente estructurada.
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Secretos antiguos en el caso más peligroso para Carl Mørck y el Departamento Q. El comisario Christian Habersaat lleva diecisiete años intentando en vano esclarecer la muerte de una joven que apareció colgando cabeza abajo de un árbol.

Desesperado, le pide ayuda a Carl Mørck, que, malhumorado como siempre, no le hace demasiado caso. Poco después, Habersaat muere en extrañas circunstancias y, al cabo de unos días, fallece también su hijo.

Ante esta dramática noticia, Mørck no tiene más remedio que implicarse en el caso y junto a sus asistentes Rose y Assad, se traslada a la isla de Bornholm. Allí, en la casa de Habersaat, descubren una enorme cantidad de material que el fallecido acumuló a lo largo de todos esos años.

Las pistas llevan al Departamento Q hasta el atrayente y enigmático director de un centro esotérico, la Academia para la Fusión con la Naturaleza. Pero Carl, Rose y Assad aún no saben que sus vidas corren serio peligro.

Después del pequeño desliz del autor con "El efecto Marcus", para mí el libro más flojo de toda la saga, Adler-Olsen vuelve a retomar la serie con fuerza en esta sexta entrega, aunque el personaje de Gordon, el nuevo miembro del Departamento Q, sigue sin aportar nada al grupo salvo el hecho de vigilarlos.

Carl Morck está cada vez más intratable como consecuencia de su investigación privada relacionado con el tiroteo sufrido en el primer libro de la serie y sus nuevos problemas personales. Además su nuevo inquilino, su compañero en ese caso, no se lo pone muy fácil.

Assad sigue siendo un personaje enigmático, a la par que entrañable. Tal vez va siendo hora de que se nos de más información sobre él porque las incógnitas ya comienzan a ser muchas para aclarar la identidad de este sirio simpático.

Rose seguirá haciéndonos sonreír con sus ideas y sus salidas, y a estas alturas ya ha demostrado que es más competente y astuta de lo que parece.

Los protagonistas se introducirán en el mundo de las sectas y el esoterismo, mostrando la oscuridad y perfidia que guía a sus líderes y la inocencia o sumisión de los creyentes, gente a la que absorben en momentos delicados de sus vidas y que sólo anhelan encontrar paz, tranquilidad y alguien que les comprenda; situaciones en las que se encuentran débilmente psicológicamente.

Así Carl y sus compañeros tendrán que enfrentarse a los dirigentes de la Academia para la Fusión con la Naturaleza.

La lectura es amena y entretenida, al mismo tiempo que inquietante. El ritmo es pausado, fluye con la investigación, hasta el momento final donde se vuelve más frenético y que el autor aprovecha para depararnos un desenlace completamente inesperado, tal como suele hacer.

En líneas generales esta es una serie que los amantes del thriller deberían de leer, es más que recomendada. Es cierto que nada es perfecto. Yo he estado alejada de mi amigo Carl porque en la anterior novela “El efecto Marcus” me sentí un pelín estafada tanto por la trama como por el comportamiento, tirando a pésimo, que tenía Carl. Menos mal que ha rectificado y me he reencontrado con un personaje del que tenía ya ganas.
Después de varios años en cuarentena ―empecé a odiar un poco a Carl― gracias a esta entrega me he venido a reconciliar con ellos. Jussi ha rectificado y nos muestra a un hombre con mejores intenciones y con ganas de empezar a hacer las cosas bien. Sigue siendo un poco vago, eso no ha cambiado, pero incluso ese defecto le favorece porque le imprime esa personalidad única.

Otro aspecto que ha incorporado Jussi o lo ha ampliado un poco más, es el papel que tienen los ayudantes de Carl. Se les da más protagonismo, lo que ayuda a mejorar los diálogos y el desarrollo de la trama. Rose es una buena chica, en el fondo, aunque a veces había que escarbar mucho según Carl. Y Assad… bueno, a él tendrán que leer las novelas para poder conocerlo porque es indescriptible. Con esos dos no hay ni un segundo de aburrimiento.

El Departamento Q. investiga casos sin resolver o aquellos que nadie quiere. Hoy le ha tocado a una muchacha que apareció hace años suspendida en las ramas de un árbol y a través de dos líneas temporales que se van acercando cada vez más se va desarrollando un caso interesante con un final agridulce y durante todo el libro te mantiene en vilo.

Con una forma de describir única, tanto de los paisajes, de las personas que aparecen en la historia como de todo lo que va sucediendo, el autor logra introducirte en un caso de asesinato peliagudo, en principio imposible de descifrar, pero es que no conocen a Carl; aún dormitando a ratos en el trabajo, con los pies apoyados encima la mesa, logra ir atando cabos. A día de hoy hay otras tres entregas ya publicadas y no veo el momento de que caigan en mis manos. Tienen que conocer a este subinspector, no se arrepentirán.

Enlace: http://nosololeo.blogspot.co..

Sin límites, la sexta entrega del Departamento Q, en la que nada es lo que parece ser.
Aunque algunos momentos me han resultado un poco peliculeros, la historia me ha tenido pendiente hasta el final.
Además del caso que hay que resolver, me tiene mucho más intrigada la historia personal de los miembros de este Departamento Q. Ya poco me queda para llegar al último número publicado.