La mansión Summerwind

Un entorno ideal
Sam Patterson ha sido escritor de gran éxito, pero no consigue encontrar esa chispa de nuevo que le lleve al top ventas. Por eso, cuando le ofrecen la mansión de Summerwind a un precio irrisorio no se lo piensa, ¿qué mejor para inspirarse que un paisaje de ensueño en una casa señorial? Sin embargo, no tardará mucho en conocer al habitante de la casa…
Así comienza una historia que nos ofrece todas las pautas de este tipo de historias: familia feliz, pero que mantiene problemas soterrados; hijos que compiten entre ellos; el bebé, y una especie de contador tras cuyo fin la familia podrá volver a la normalidad.
Sin embargo, tiene un toque diferente con el que la autora ha sabido jugar muy bien. Debido a que su extensión no es amplia, el ritmo de la novela es constante durante toda la narración, no hay sí, pero en ningún momento y, aunque es cierto que hay un pequeño llano en cuanto a la acción en Summerwind, la autora nos la traslada a otro foco donde aumenta, si cabe, la tensión de lo que sucede en la casa. Además, no utiliza el recurso de «estás loca» que se suele adjudicar a la madre de la familia y que se usa para despistar al lector. Aquí, desde el minuto uno, sabemos que se cuece algo gordo y que va a ser muy difícil salir de esta.
Los toques en la acción genérica
A nivel de formación de novela y personaje, lo cierto es que sigue el tópico. Nos encontramos con escenas kitch típicas del género donde los personajes no pueden escapar, el terror psicológico abunda y la venganza de la venganza nos pisa a todos los talones. Sin embargo, gusta. No sé si es porque el medio escrito es menos censurable que el visual, pero me gusta lo explícito de lo que sucede, lo aleatorio del terror.
Además, los personajes que encontramos en la novela, siendo los personajes tipo de estas narraciones, se nos ofrecen particularmente claros, no ocultan nada más que lo que tienen que ocultar. En este sentido, sí me gustaría mencionar el papel de la madre y Loraine que son las dos voces cantantes de lo que se puede contar sin hacer spoiler.
En el primer caso, no vamos a encontrar a esa luchadora que ella (y solo ella) va a solucionar el problema. Esa es una de las cosas que siempre me ha hecho gracia del género, como si el poder de la maternidad o el poder femenino pudieran pelear contra maldiciones y fantasmas. No, Sara será una madre preocupada, que querrá cogerse a cada rayo de normalidad que pueda atisbar habitando entre las paredes de la mansión. Pero tampoco niega lo evidente y pide ayuda, es aquí donde entrará Loraine, una mujer que, de igual forma, no creerá que está más allá de lo sobrenatural, sino que mediará para aplacar y que salvará en la desesperanza.
Pautas, pero gusto
Así que sí, de manera general el libro me ha dejado bastante satisfecha. Me lo he leído en cuestión de horas y el estilo de Yaiza me ha permitido hacerlo: sencillo, directo, bien trabajado y sin dobleces. Quizá le vendría bien, en este sentido, una revisión ortotipográfica porque hay errores en la puntuación de comas. No obstante, como comentaba más arriba, el ritmo es constante y el manejo de la tensión es bueno.
Por otro lado, los puntos clave del género están, como hemos comentado, y es aquí donde le puedo poner dos peros. En primer lugar, que la explicación de los sucesos acaecidos en la casa, son poquita cosa en comparación con lo negada y escandalizada que está la gente. Pero como digo, esto es algo que le pasa a todas las novelas del género. En segundo lugar, cuando ya nos arrimamos al clímax final quizá se comete algún error de precipitación, como confianza en X personaje, cuando se estaba desconfiando de él en la página anterior, por ejemplo.
No obstante, como os decía, la novela me ha gustado mucho, me ha tenido enganchada y con el nervio activado y os la recomiendo para leerla hoy o cualquier noche tonta donde nos apetezca pasar miedo. Espero que os animéis con ella.

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