La poesía de Concha se nutre de cada momento existencial en cada una de sus etapas. El paso del tiempo en sus versos se puede tocar. Y siempre he sentido sus tintes melancólicos o nostálgicos, una mezcla, primero por un hijo perdido, después por un exilio, por perder a una madre estando lejos de ella y, al final, por la ausencia y el paso inexorable del tiempo. Pero también hay júbilo, amor, ansias de libertad, sobre todo en los poemas de juventud. En este sentido, se agradece enormemente el prólogo de James Valender dónde te da pinceladas de su vida. ¿No es eso toda la poesía? Versar tus acontecimientos y experiencias. de ser tuyas pasan a ser de todos/as para encontrarnos en las páginas. Hacer de lo íntimo, comunidad. Me imagino, y deseo con todo corazón, que la escritura de su poesía fuese un bálsamo para ella. Que en la composición de sus versos liberase todas esas emociones que transmite aquí. “¿A cuántos yoes obedezco? ¿cuántas personas yo he sido?…” Hay algo que me ha gustado especialmente: la cantidad de poemas dedicados a otros poetas y escritoras. Federico, Rosalía, Rosa Chacel o Pilar Zubiaurre. No hay gesto más bonito que el de llenar de elogios a los amigos y amigas, a las personas que admiras y compartes oficio y pasión. “De altos sueños y anchas luces encendidas el ambiente cuando por mi casa ibas con los amigos de siempre” Ha sido un poemario que me ha llevado su tiempo porque no quería tomarme a Concha a la ligera. Así lo he disfrutado muchísimo más. Con ganas de leer más de ella, en especial sus memorias. + Leer más |
Mercedes Gómez Blesa imparte la conferencia "Maruja Mallo, icono de la mujer vanguardista" en el marco del XII Encuentro Arte Pensamiento, organizado por la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias.
Maruja Mallo representa el modelo de la nueva mujer que aparece en España en los años veinte del siglo pasado, una mujer que se distancia del modelo tradicional del "ángel del hogar" y se incorpora a la vida laboral y cultural del momento. A través de su obra artística va fraguando su propia identidad femenina, al explorar, como “flâneuse”, la nueva ciudad marcada por los adelantos tecnológicos. Junto a su amiga Concha Méndez, experimenta la mayor libertad otorgada a las féminas, como queda reflejado en los diferentes motivos de sus pinturas. Su obra puede ser considerada como un icono de esta mujer vanguardista, transgresora del orden burgués, que reivindica para sí un marco más amplio de actuación.