Curiosamente, lo sobresaliente es lo bien escrito. Me refiero a curiosamente, en virtud de que la mayoría de las historias, de diferente calibre y distinto tamaño , deberían ser más motivo de indignación, de miedo, de desaliento y hasta paranoia por ser fragmentos de la vida real. Fernanda Melchor los relata en una forma literaria que los aleja ligeramente de la crónica periodística para acercarlos a la novela de ficción. Pero no hay ficción en ellos, hay sí , una enorme carga de responsabilidad, social y política compartida, el crimen organizado no puede ser otra cosa. Y ha tomado por asalto, calles, colonias, ciudades, países. Fernanda relata sobre su Veracruz que se escribe con Zeta, pero también con C de Cartel y V de vergüenza que debería privar en quienes han/ hemos permitido ser arrasados por ese cancer social que se ha convertido en una molestia menor, mientras no me alcance , o mientras algo me toque... Al fin es solo literatura...que daño puede hacer.. Mezclado entre los relatos, y medio oculto entre ellos hay uno de terror, de miedo, de costumbres ancestrales, de ritos y leyendas, o leyendas que llevan a ritos. Historia que cruza el tiempo, lo desgarra y atraviesa, no llegando impoluta al presente, o tal vez solo más contaminada y ornada, Oximoron admisible, nueva leyenda. Y si ...aquí no es Miami.. lo cual no sé si es mejor o peor.. pero simplemente no es. |