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Crítica de Yani


Yani
09 November 2018
Es imposible leer este libro sin contener la respiración. Empieza con fuerza, se desarrolla con fuerza y termina de la misma manera. También es imposible no darse cuenta de que la saga ya no tiene el tono del primer libro (y Frostbite ya lo anunciaba), tan introductorio y ligero de leer. Shadow Kiss es el punto de quiebre que todos parecen odiar y amar a la vez. A pesar del sufrimiento, a mí me pasó sólo lo segundo.

Esta vez, Rose parece estar más unida que nunca a Lissa, pero también hay muchas cosas que las separan. Rose empieza a sufrir las secuelas de todo lo que ocurrió en Spokane (voy a evitar los spoilers como pueda), tiene que lidiar con un trabajo de campo como Guardiana, controlar su amor por Dimitri (no sé cómo hace…), averiguar qué está pasando en St. Vladimir con los Moroi y se pueden agregar muchos “etcétera”. Sí, tal vez sean demasiados problemas al mismo tiempo, pero estamos hablando de Rose Hathaway. No los resuelve echándose a llorar en posición fetal. Con una estaca y su cerebro es suficiente.

Algo que debo decir en mi contra y en defensa de Mead y del personaje: sé que en las reseñas de los libros anteriores soné bastante dura y descalifiqué el estilo de escritura. No edité las reseñas porque no suelo hacerlo para cambiar opiniones y todavía lo siento así, pero también tengo que agregar que me pareció considerable el cambio en la narración. Es mucho más profunda, más exacta y menos digresiva. Además, el argumento no es para nada simple. Por otra parte, antes no entendía a Rose (y en el primero me caía bastante mal), en Frostbite le empecé a tomar cariño y ahora la apoyo completamente, incluso en las decisiones difíciles. Y, como pude comprenderla, también pude apreciar más su punto de vista de las cosas. No sé si fui muy clara, pero espero haberlo sido.

Si hay algo que no cambia desde que leí el primero es mi fascinación por los personajes. Son tan sólidos como ambivalentes. Adoro a la gran mayoría de ellos (Rose, Dimitri, Christian, Eddie…) y siempre me sorprendo porque mi lista de personajes queribles crece. Si bien hay varios que siguen siendo desagradables y compiten por superarse a sí mismos (como el elitista Jesse Zeklos, por ejemplo), no se les puede negar que tienen una buena construcción. Además, también se encargan de hacer tambalear el sistema de razas con sus ideas y sus actos. Me pregunté en algún momento si Mead disfruta el auto-boicot. Yo creo que sí.

El libro es difícil de soltar y encontré algo negativo en ello (nada grave). Las escenas en donde todo parece estar en paz para luego convertirse en un caos no dan respiro, a tal punto que a veces me cansaba de la falta de un alto más duradero. Y es obligatorio comentar el final, aunque no quiera hacerlo. No lo digo por la posibilidad de un spoiler, sino porque de verdad dolió. La última vez que lagrimeé tanto con un libro fue cuando leí el último de Harry Potter. No odio a Mead por el giro que decidió darle a la saga: se lo agradezco. al fin alguien deja de pensar en qué quieren leer los demás y le da prioridad a sus propias ganas de escribir. No hay un they come first.

Así que Shadow Kiss, en resumen, es exageradamente superior a los libros anteriores por varios motivos. La trama se complica, los personajes crecen, la escritura es muy buena y entretenida, los problemas se multiplican y el final es terrible. Si antes ya quería leer la saga completa (algo que es muy difícil de conseguir), ahora no me quedan dudas de que es una de las mejores que estoy siguiendo actualmente. Y creo que por eso leo los libros con tanta distancia temporal entre ellos: así no se termina tan rápido.
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