Vampire Academy: Blood Promise

Debo aceptar que finalmente un libro de la saga realmente me gusta y termina por sorprenderme en varias ocasiones.

En Promesa de sangre vemos como Rose trata de llevar el luto tras lo sucedido en la última batalla (libro anterior); sin embargo, sabe que quedarse tras las rejas de St. Vladimir jamás encontrará la paz que buscar, por lo tanto decide aventurarse a las frías ciudades Rusas para tratar de liberarse de la promesa que ha hecho.

En este cuarto libro, vemos como tanto Rose como Lissa tratan de vivir como personas individuales por una vez en su vida. Mientras Roso busca desesperadamente aquello que cree le dará la paz que necesita, Lissa trata de seguir con su vida estudiantil en St. Vladimir. Sin embargo, al estar vinculadas, la lejanía comienza a cobrarles con creces.

Lisa encuentra una nueva amiga, que muchas veces le recuerda a Rose; sin embargo, Avery es aun más atrevida, rebelde y extrovertida. Esta actitud alocada termina por afectar a Lisa quien poco a poco se va sumiendo en una rutina de excesos en un intento de aminorar la culpa y la tristeza por haber perdido a su mejor amiga.

En Siberia, Rose se enfrenta a sus propios demonios, no solo mentales sino también de carne y hueso, de ojos rojos y colmillos afilados. Llegar a su objetivo no le resulta fácil y mientras caza strigois con un grupo encuentra aquello que tanto anhelaba, pero la vida eterna que le prometen quizá no es lo que ella realmente desea.

En esta cuarta entrega vemos a una Rose y a una Lissa más maduras e independiente. Además tiene varios giros inesperados que dejan con la boca abierta.