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Nada, nada. Lo dejo. No puedo más. ¡Qué rabia me da no terminar este libro! Comenzó a las mil maravillas, el estilo divertido y cercano de la autora me fascinó. Tiene un estilo que últimamente echaba en falta en el género: divertido y guasón sin resultar vulgar y excesivo. Porque sí, todo en exceso cansa. Pero lo que al comienzo pintaba genial fue cayendo en picado. Entramos en escenas demasiado de vergüenza ajena, surreal que todo le pasé a la protagonista cada dos por tres con el héroe ahí presente para presenciarlo y, por supuesto, acabar prendado. Continúa con unos personajes terribles. Victoria es la peor amiga del universo, y encima se supone que es la mejor por ayudarla... Y es una mala persona, sin empatía alguna. Las cosas se pueden decir de mil maneras, y con los amigos lo vas y eliges las más dañinas. Malena no tiene ni pies ni cabeza. ¿Estaba enamorada de su prometido? ¿Era una buscafortunas? Va pasando por las distintas fases a un ritmo demasiado rápido para la situación en la que está: recién abandonada casi el día de la boda tras 10 años de relación. Y al final, el mayor problema es que todo va muy rápido... Desde la supuesta atracción de los personajes (digo supuesta porque yo aún no la he sentido) hasta el comienzo de los escarceos y ligoteo... Todo muy rápido, muy falso y poco creíble. Y entiendo que haya quien lo disfrute, yo misma hace unos años lo habría pasado pipa leyendo este libro. Sé que la experiencia de la lectura me ha hecho mucho más exigente y hay cosas que ya no me valen. Tan simple como eso. ¿Lo recomiendo? Pues sí, creo que muchos disfrutarán leyéndolo. Pero sabed qué tipo de lectura es, porque dependerá de vuestra exigencia personal. |