Cada corazón, un umbral

Cada corazón, un umbral es el primer libro de la saga Niños descarriados, que en su versión original ya va por la quinta entrega. Cuando me decidí a leer este libro esperaba encontrarme una historia similar a Donde viven los monstruos, dulce, con mensaje profundo acerca de la infancia y unas cuantas citas para subrayar. No obstante, no fue eso lo que me encontré. Aun así, hubo ciertos aspectos del libro que disfruté muchísimo y que hicieron que me olvidara por un instante de mis expectativas y disfrutara de la lectura.

En primer lugar, el sistema de los mundos está perfectamente perfilado. Cada puerta conduce a un lugar distinto que puede tener cualidades como Sinsentido, Lógica, Virtud, Maldad... Dependiendo de estas características el mundo al que se acude es más hostil o más "amable" con el viajero. Afortunadamente, al lector se le describen muchos mundos aparte del de la protagonista, por lo que este sistema que al principio parece lioso va cogiendo forma con cada mundo explicado. Sin embargo, algo que me faltó es que no se ahonda lo suficiente en cada mundo. Me hubiese gustado que se desarrollaran más, pues se nos relatan como pequeñas historias sin mucho detalle. No obstante, entiendo que si la autora se hubiese decantado por detallar tanto las descripciones se hubiese perdido el hilo de la trama principal.

Otro aspecto que me fascinó de Cada corazón, un umbral es que los niños encuentran las puertas que necesitan; es decir, el mundo elige al viajero. Es por ello que el libro guarda un mensaje muy potente acerca de la búsqueda de uno mismo. A los niños se les aparece un umbral porque el lugar en el que están no les deja ser ellos mismos y, en ese viaje infantil terminan encontrándose y encontrando su sitio en el mundo. Me parece una visión muy bonita del paso de la infancia a la adolescencia. de hecho, en la residencia para niños descarriados todo son adolescentes, pues sus años como niños los pasaron en los mundos tras las puertas.

Los lugares a los que fuimos eran nuestro hogar. No nos importaba si eran buenos, malos, neutros o lo que fuera. Lo que nos importaba era que por primera vez no teníamos que fingir ser algo que no éramos. Nos bastaba con ser. Eso era lo que los convertía en algo especial.
También considero que la autora hace muy buen trabajo al describir la añoranza que sienten todos los residentes hacia su verdadero hogar; esa necesidad de volver a ser niño, la angustia de saber que tienen que seguir creciendo en el mundo real, la búsqueda eterna de la puerta que les lleve al lugar donde realmente pertenecen. La esperanza de reencontrarse con el mundo que los vio convertirse en quien son hoy en día está presente durante toda la historia.

En la misma línea, un tema recurrente en la historia es el de las expectativas parentales y cómo éstas moldean la vida de los hijos. Una de las razones más habituales para que a un niño se le aparezca una puerta es porque los padres quieren que sea alguien que no es y, ante esa necesidad de escapar, encuentran el nuevo mundo tras el umbral. Además, esta tendencia a esperar de sus hijos cosas que ellos no pueden darles sigue incluso después de volver de su viaje. de ahí la importancia de un lugar como el internado, pues muchos de ellos no aceptan que los hijos nunca serán quienes ellos quieren.

Por último, un aspecto a destacar del libro es que intenta tratar la identidad de género y la orientación sexual. Y digo intenta porque, aunque se ve la buena intención de la autora por visibilizar a ciertos colectivos, en ciertos casos queda forzado y no tiene sentido mencionarlo en la historia. Considero que hubiese sido mejor tratar estos temas de forma más natural, no metiéndolos en la historia con calzador, pues así pierde todo el sentido y toda intención de visibilización.

En cuanto a los personajes, no he conseguido conectar con ninguno A pesar de que algunos de ellos me resultan realmente interesantes (los secundarios, sobre todo) y su desarrollo está bien planteado, nadie ha terminado de convencerme. La protagonista parece una mera espectadora de la historia, pues el peso real de la trama recae sobre los demás. Ese "distanciamiento" con Nancy puede ser una de las muchas razones que me han sacado de la historia y no me han dejado disfrutarla al máximo.

Tampoco me ha gustado que han introducido en la trama elementos que están totalmente fuera de lugar, haciendo que la historia tome un rumbo que no es ni el esperado ni el más afín a este tipo de lecturas.

Para terminar, el final es muy abrupto y no te da tiempo a asimilar los últimos sucesos de la trama. Terminas el libro con la sensación de que faltan cosas por contar. Tal vez sea porque la autora quiere seguir desarrollando este mundo en las siguientes obras; aun así considero que tendría que haber cerrado bien este libro para que el lector no se quede con esas ganas de saber más con las que me he quedado yo.

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