Rompiendo las normas

Adoro los libros con personajes rotos que se van recomponiendo a lo largo de la lectura y, sin duda, aquí los tenemos. Pero si encima añadimos a esos protagonistas nobles, puros y con mucho amor por dar, secundarios maravillosos, todos y cada uno de ellos, de los que te quedas con ganas de más, amor, familia, amistad y una narración exquisita, entonces estamos ante una historia de 10. Y eso ha sido este libro para mí, un 10. A lo largo del libro he sufrido mucho, muchísimo, pero también he disfrutado, me he aislado del mundo real y me he enganchado a sus páginas como hacía tiempo que no me pasaba. Según se acercaba el final tenía, por un lado, unas ganas inmensas de saber que había pasado entre Echo y su madre y cómo iba a acabar el tema entre Noah y sus hermanos y no quería, ni podía, parar de leer, pero a la vez no quería seguir leyendo para no terminarlo y eso solo me pasa con los libros que me llegan de verdad. Me ha removido por dentro, me ha emocionado, me ha hecho sonreír, reír a carcajadas y llorar. Una montaña rusa de sentimientos. Maravilloso es quedarse corta. Y, además, la autora nos hace un regalo al final de sus páginas en forma de canciones que es una delicia. A favoritos, de cabeza.