Los perros negros

Un gran escritor y un libro francamente duro, tenso e inquietante pero siempre directo y profundo e incluso con diferentes y múltiples lecturas.
Si empezamos por el título, los perros negros, que nos aparecen con frecuencia, parece que estamos ante la metáfora de la gran guerra y de la muerte e incluso de una parte de la historia como la caída del muro de Berlín. Aquí ya podemos empezar a entender lo de estar ante las diversas interpretaciones.
Un narrador original y unos protagonistas inesperados y contundentes, los secundarios tienen altura y además, nos acercaremos a unos hechos históricos que también forman parte de la novela como si fueran un personaje más.
Es impresionante como nos lleva a recorrer caminos por los que vamos tropezando pero queremos saber hacia donde nos conducen.
Pero vamos a hablar de Jeremy, es el narrador que, al principio de la novela, nos acercará a su infancia y a su orfandad cuando solo tenía unos ocho años. Conoceremos su interés, sobre todo por los padres de sus amigos, hablando y relacionándose con ellos más que con los niños de su edad.
Posteriormente, estando ya casado, desarrollará un gran vínculo con sus suegros, June y Bernard Tremaine, que viven separados desde el inicio de su relación, justo desde el mismo viaje de bodas. El motivo fue el hecho singular sucedido a propósito de los perros negros, que hará que su relación juntos, termine, aunque nunca dejarán de relacionarse.
Ahora, ya mayores, ella está en una residencia a causa de una enfermedad degenerativa y él vive en su piso y lleva un tipo distinto de vida, manteniendo cierta actividad tanto política como intelectualmente.
Vemos también como y cuando se conocieron. Los dos estaban en el Partido Comunista, más adelante, los dos se alejaron de esta perspectiva política y , con distintas visiones y posturas ante la vida, deambularon por caminos e ideologías diferentes, ella se convirtió en una gran idealista y él totalmente pragmático, se convertirán en seres incompatibles.
Este será el momento cuando su yerno, Jeremy, se siente muy interesado hacia ellos, con los que iniciará grandes conversaciones con la intención de publicar un libro, o una especie de biografía. Ya sabemos la necesidad de Jeremy de su contacto y sus conversaciones con los mayores.
Y lo que acabará siendo precisamente esta obra, serán las impresiones del tiempo compartido con ellos, con June y Bernard. Y además también se van intercalando las experiencias propias del narrador, así como los hechos históricos.
Podríamos definirla como una selección de apuntes, incluso con saltos cronológicos, sobre estos peculiares personajes que le van contando sus intereses, sus sentimientos, su manera de pensar y de vivir e incitarnos a la reflexión.
Pero, eso sí, MacEwan nos va llevando por la novela, como quiere, con saltos, con informaciones que añade e inserta entre la historia que rompe cuando le interesa y con unos personajes firmes que nos acompañarán por caminos inquietantes.

Brillante novela de Ian McEwan. Mu gustó mucho el estilo, la elegancia de la prosa. Si bien esta novela trata sobre una multiplicidad de temas históricos, filosóficos, literarios, políticos, sociológicos, psicológicos, entre otros, la clave creo que está en un nodo profundo que los une: el mal. La visión del mal en esta novela dialoga en mi opinión con la de Theodor W. Adorno. Es apocalíptico y esperanzado a la vez. Creo que hay una dialéctica de la negatividad, un lenguaje literario de contrastes en McEwan. Sin embargo, creo que este autor puede tomar cualquier tema y lograr una obra maestra. La combinación de problemas que en otros autores generaría una confusión kitsch, llega en McEwan a obras de arte de gran calidad como ocurre con Los Perros Negros. Creo que esta novela está entre lo mejor de la narrativa contemporánea.