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Crítica de Kansas


Kansas
28 August 2022
“Él y la loba se sentaron juntos a oscuras y vieron como las sombras emergían en el prado y trotaban y se desvanecían y volvían a emerger. La loba miraba con las orejas apuntando hacia delante y olisqueaba el aire, primero en una dirección, luego en otra, como si quisiera instigar la vida del mundo. Él se sentó arrebujado con la manta y contempló las sombras en movimiento mientras la luna se elevaba sobre las montañas que se erguían a su espalda, y a lo lejos, a orillas del Bavispe, las luces parpadearon una a una hasta extinguirse por completo.”

Bill Parham sale a cazar una loba, y cuando vuelve a casa, semanas o meses después, el mundo que él conocía como tal, está hecho trizas. Éste es quizá un resumen exagerado de todo lo que acontece en una novela como ésta, totalmente desbordante y antológica, donde ocurren muchas más situaciones límite, pero es este principio entre la loba y Bill, el que sentará las bases de todo lo que tendrá que vivir este chico a lo largo de la novela.

"Dónde está el lobo? El lobo es como un copo de nieve.

Un copo de nieve.

Un copo de nieve. Tú atrapas un copo de nieve pero cuando te miras la mano ya no está. Puede que veas este dechado. Pero antes de que puedas verlo ha desaparecidog. Si quieres verlo tienes que verlo en tu propio terreno. Si lo atrapas lo pierdes. Y a donde va no hay camino de vuelta."

Bill Barham tiene dieciséis años y sale de casa para atrapar una loba que ha estado acechando los rebaños de su familia. La captura pero en lugar de matarla decide cruzar la frontera y llevarla de vuelta a la tierra de donde procede, a las montañas de México. Ésta será la primera vez que Bill cruzará la frontera y es en este viaje, donde aprenderá que el mundo en el que vive no tiene un orden marcado o quizá sí, el orden marcado por la violencia y la muerte. La odisea iniciática de Bill en compañía de la loba, que ocupa el primer tercio de la novela, se convierte en una travesía casi suspendida en el limbo, fuera del tiempo, donde el paisaje y la violencia más salvaje confluyen continuamente una con otra, la naturaleza en todo su esplendor enfrentada a la violencia que marca el hombre cuando aparece. Incluso se podría decir que este primer tercio de la novela donde se relata la conexión entre Bill y la loba, podrían funcionar como un relato independiente, una experiencia que marcará a Bill y que le enseñará que el mundo es oscuro e impenetrable allí donde el hombre campa a sus anchas.

"Uno nunca sabe que cosas pone en marcha, dijo. Nadie puede saberlo. No hay profeta capaz de predecirlo. Las consecuencias de una acción son a menudo bastante distintas de lo que uno pensaba. Asegúrese de que lo que le mueve en el fondo del corazón es lo bastante grande como para contener todos los virajes equivocados, todas las decepciones."

Bill cruzará la frontera con México dos veces más a lo largo de la novela en el transcurso de varios años hasta cumplir los veinte, le acompañará su hermano Boyd, dos años menor, y en ambas travesías en la que van a la búsqueda de algo con un espiritú inquebrantable, se irán dando cuenta de que las cosas, las situaciones, que se irán encontrando en su camino, irán disminuyendo su fe en los hombres, aunque no todo es desolación pura y dura, porque en los respectivos encuentros con otros seres humanos, descubrirán que todos tendrán algo nuevo que aportar a su experiencia... en todos y cada uno de los hombres y mujeres que Cormac McCarthy pondrá en el camino de estos dos hermanos, hay una filosofía de vida, una manera de concebir el mundo aunque la desolación quizá esté en el hecho de que la mayoría son como fíguras fantasmagóricas en una tierra de devastada por la desesperanza.

“Alzó los ojos. de tan pálido su pelo parecía blanco. Por el aspecto parecía tener catorce años camino de una edad que nunca alcanzaría. Era como si hubiera estado allí sentado y Dios hubiese hecho los árboles y las rocas alrededor de él. Por encima de todo parecía estar lleno de una tristeza terrible. Como si albergara noticias de cierta pérdida horrenda que solo había llegado a oídos de él. Una inmensa tragedia, pero no debido a un hecho, un incidente o un acontecimiento, sino por el modo de ser del mundo.”

En la frontera” es la segunda novela de una trilogia donde la primera novela “Todos los hermosos caballos” tambien tenia como protagonista a un adolescente a punto de descubrir el mundo a través de la violencia. El nexo común entre Bill y Grady está en el hecho de que ambos son dos vaqueros atrapados entre dos eras: el salvaje oeste a punto de desintegrarse y el nuevo marcado por la era tecnológica y los inventos del hombre. El simbolismo que puede significar el lobo (desapareciendo) o el caballo (siendo sustituido por los vehículos), a los que se aferran continuamente Bill o su hermano Boyd en esta novela, no dejan de ser la consciencia de que sabían que estaban viviendo en un mundo a punto de extinguirse y es la forma en que Cormac nos está haciendo ver que para él, para su concepción del mundo, el ser humano lo es todo, así que cuando crea un personaje como Bill Parham continuamente luchando contra personas/situaciones que se le enfrentan por su desacuerdo con sus valores, totalmente aferrada a sus convicciones, está narrando hasta qué punto el mundo está marcado por el caos. La novela está ambientada en la década de los años 30 justo un poco antes de que comenzara la Segunda Guerra Mudial, pero se siente como una novela atemporal, y en momentos en que Cormac McCarthy sorprende en una frase con palabras como parquímetro o aeroplano, es cuando somos conscientes de que no está situada en en la era dorada del salvaje oeste sino en pleno s.XX.

"El secreto, dijo, es que en este mundo lo verdadero es la máscara."

Aunque la primera novela de la trilogía me pareció estupenda, es ésta la que de verdad me ha impactado, casi en la misma medida que me impactó Meridiano de Sangre porque aquí más que en la primera, Cormac McCarthy tira por la borda la narrativa más conservadora y aunque construye una atmósfera elaborada a través de párrafos continuados en relación al paisaje y a la naturaleza en comunión con el hombre, llega un punto en el que el lector no está preparado para un cierto momento, un zarpazo con el cual McCarthy sorprende al lector, ya sea un momento de auténtica brutalidad, de abandono o incluso unas lágrimas inesperadas. Hay momentos absolutamente devastadores en esta novela, inolvidables, momentos que se quedan ya grabados para siempre. Una joya con uno de esos finales perfectos que hacen a Cormac McCarthy uno de los grandes. Maravilla.

La traducción es de Luis Murillo Fort.

“En realidad el mundo sigue un camino que no está fijado en ningún lugar. ¿Cómo iba a estarlo? Nosotros mismos somos nuestro propio viaje. Y por eso también somos el tiempo. Somos como el tiempo. Huidizos. Inescrutables. Despiadados.”
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
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