Solo se me ocurre una palabra para definir este libro: jodido. No me malinterpretéis, no es malo. Es muy bueno, de hecho, pero al mismo tiempo es dañino. Te golpea donde más duele, y cuando terminas de leerlo, eres tú el que quiere tirarse delante de un tren. Si estáis en una etapa difícil de vuestras vidas, os recomiendo aparcar esta obra hasta que lleguen tiempos más felices
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