La única voz que se oye es el ladrido ronco de los perros, que deambulan por las calles en manadas, esqueléticos, con el vientre vacío y ojos de lobo. Perros de casa convertidos en callejeros por la guerra, abandonados por los amos que han huido o muerto, o que pasan demasiada hambre como para poder alimentarlos.
|