Cambios de humor

Este libro es lo primero que leo de Louisa M. Alcott. Tengo el libro de Mujercitas desde hace un par de años, pero no lo he leído todavía (uno de mis eternos pendientes), pero al ver que Babelio ofrecía Cambios de humor en su masa crítica, y que es la primera novela que publicó la autora, no me pude resistir y quería estrenarme con esta obra.

Está escrito en tercera persona, pero nos muestra el interior del corazón y la cabeza de Sylvia. Los capítulos son bastante largos, aunque para nada pesados.

Me ha gustado que para la época en la que está escrita nuestra protagonista, Sylvia, tiene un toque feminista, aunque al final sucumbe a la sociedad (porque de otra forma tampoco publicarían el libro). Pero por otra parte también me ponía de los nervios algunos comentarios que eran pensamientos inofensivos en aquella época, pero que ahora son una locura.

Aunque es raro encontrar un cliché en libros clásicos, tenemos uno muy claro desde el principio: el triángulo amoroso. Y aunque no puedo ser muy objetiva con este cliché porque es uno de mis favoritos, está muy bien desarrollado, así que no se ve nada forzado.

Los personajes tienen muchísima profundidad porque en lo que más se centra este libro es en las emociones internas de Sylvia, dejando en segundo plano la trama que pasa a su alrededor y los cambios de paisaje.

Sylvia es un personaje que ha sufrido mucho durante su vida y sigue sufriendo, es una incomprendida de la sociedad. Es una mujer adelantada a su época, que piensa como “un chico” y quiere hacer cosas de “hombres”, por lo que su hermana tiene que ir detrás de ella enseñándole como debe comportarse una “dama”. Hay que decir que es un poco dramática, pero está muy pero que muy influenciada por todo lo que le rodea y aunque es bastante impulsiva porque es lo que le lleva a tomar todas las decisiones, con el tiempo va madurando y va aprendiendo.

Geoffrey es un personaje muy tierno y considerado que deja mucha “libertad” a Sylvia, aunque me ha parecido que hay menos profundidad en este personaje que en los demás.

Adam es más heroico, más brusco, independiente, siempre va a su aire, aparece y desaparece a su antojo, dice las cosas como son. Es un revolucionario que piensa que puede cambiar el mundo.

Geoffrey y Adam son como el blanco y el negro, dos personalidades con colores completamente opuestos que hace que Sylvia suspire y sufra por los dos.

El final me dio algo de pena, pero por otro lado me daba la sensación de que después de todo, Sylvia seguía con dudas, así que me alegro porque eso supone un descanso para sus nervios y su corazón y aprenderá a ser feliz.